El cuadro ribereño busca en su segunda experiencia en la categoría, que sea la definitiva y que se mantenga en Segunda División B
La campaña 2015/16 pasará a la historia de la Arandina por ser la segunda ocasión en la que los ribereños compiten en Segunda División B. Después de la breve experiencia de la temporada 2011/12, el conjunto burgalés se encuentra de nuevo ante la posibilidad de asentarse en la tercera categoría del fútbol nacional a base de trabajo y esfuerzo.
Terminaba la pasada campaña la Arandina en la primera posición, después de una campaña, prácticamente, perfecta ante la reducción del nivel del Grupo VIII de Tercera División. El equipo burgalés conseguía el ascenso por la vía rápida después de que el sorteo le emparejara con el Algeciras. En El Montecillo, el resultado final iba a ser 0-0, dejando todo abierto para el encuentro de vuelta. En tierras andaluzas, los pupilos de Javier Bermúdez empataban a un gol, gracias al tanto de Gustavo Terleira.
Por segunda vez, el cuadro burgalés ascendía a Segunda División B lejos de su campo. La primera de las ocasiones tenía lugar en Alcobendas, tras un sorteo polémico en el que el presidente del equipo madrileño ‘cogió’ la bola de la Arandina. Los dirigidos, entonces, por el Chino Zapatera vencían en ambos encuentros, tanto en la ida como en la vuelta y celebraban el ascenso en el José Caballero.
Paso efímero, aprendiendo de los errores
Aunque el paso por la Segunda División B para la Arandina iba a ser efímera y muy corta. Aunque dejando resultados para el recuerdo, como el empate ante el Mirandés –que llegaba a las semifinales de la Copa del Rey–. La Gimnástica Segoviana era el primer rival de los blanquiazules en su estreno en la categoría y, precisamente, un equipo con la misma vestimenta, como la SD Ponferradina, era el encargado de certificar el descenso de los burgaleses.
Como se suele decir: «De los errores se aprende» y eso es lo que quiere hacer el cuadro de Aranda de Duero. En su segunda experiencia en la categoría, la entidad burgalesa tiene claro que no se puede caer en los errores del pasado. De este modo, ha dado continuidad al proyecto iniciado por Javier Bermúdez, que les ha devuelto a la división de bronce. El trabajo del técnico vasco es innegable y muestra de ello son los resultados.

Aunque el bloque de jugadores que conseguía el ascenso no se mantenía en la plantilla. De esta manera durante el verano se produjeron once salidas: Berni (Almansa), Borja Collado (retirado), Kikvidze, Alberto Mato (Villaralbo), Yeyo, David Terleira (CyD Cebrereña), Gustavo, Albert Mozó (Manlleu), Isma Rangel (CP Villarrobledo), David Álvarez (CD Palencia) y Seoane (Amorebieta). Por el contrario, hubo otros ocho que si continuaron; a saber: Obispo, Zazu, Ruba (ex del Promesas), Adri, Pajarero, Sergio Noche, Álex y Borja Plaza.
Ante la avalancha de bajas, la entidad firmaba a doce nuevos jugadores para confeccionar una plantilla sólida y fuerte con la intención de conseguir la permanencia. Diego Gonzalo (Arandina B), Javilillo y el exblanquivioleta Fran Adeva (La Roda), Mauri (UD San Pedro), Manu Rodríguez (SD Compostela), Nico González y Pau Franch (La Hoya Lorca), Carlitos (Marbella), Gonzalo García (Betanzos), Fran Ochoa (Zamora), Arturo Navarro (Arroyo) y Pablo Trigueros (Atlético de Madrid C) son las caras nuevas de los ribereños.
Pretemporada irregular, inicio parecido
No fue la mejor preparación posible. La Arandina no cuajaba una pretemporada demasiado positiva y los ribereños se veían superados ante tres equipos de superior nivel: el Mirandés, el Numancia de Soria y, en menor medida, el Rayo Majadahonda. Ante el filial del Real Madrid, los pupilos de Javier Bermúdez obtenían un empate sin goles. Las victorias llegaron con cuentagotas y serían ante equipos de Tercera División como la SD Almazán, el Zamora, el Burgos Promesas 2000 y el Beroil Bupolsa.
A pesar de las sensaciones negativas, el conjunto blanquiazul se encargaba de disipar todas las dudas en la primera jornada. La victoria en El Montecillo ante el Racing de Ferrol invitaba al optimismo. Aunque el Coruxo se encargó de ‘bajar’ al suelo a los ribereños con una contundente goleada en O Vao. Los cuatro puntos sumados ante Racing de Santander y Atlético Astorga mantuvieron a los burgaleses alejados de los últimos puestos de la clasificación.
Fue entonces cuando la Arandina se acercó peligrosamente al descenso de categoría después de cuatro encuentros sin conocer la victoria. El filial del Celta de Vigo, la UD Logroñés, la Peña Sport y el Izarra volvieron a hacer que las alarmas saltaran en El Montecillo debido a las malas sensaciones mostradas por el equipo. No mejoró la situación, a pesar de la victoria ante el Sporting de Gijón B, ya que los ribereños enlazaban dos derrotas consecutivas frente al Pontevedra y el Somozas.