De forma muy similar a la temporada pasada, el Atlético Astorga visita al Real Valladolid Promesas con muchas dudas en el banquillo
Suele ser habitual que el primer culpable de los designios de un equipo sea el técnico. Aficionados, cuerpo técnico e, incluso, jugadores miran en estos casos hacía la figura del entrenador. Hasta aquí todo parece normal, pero la situación actual que vive el Atlético Astorga es, cuanto menos, sorprendente. Y es que las visitas de los maragatos a Los Anexos del Nuevo José Zorrilla parecen estar destinados a las dudas en cuanto al preparador.

Primero fue Carlos Tornadijo y ahora es Álvaro García Moreno sobre el que se ciernen las críticas. Realmente, la confianza con el técnico burgalés era total, pero fue el propio preparador el que tomó la decisión de abandonar la nave verde. Todo lo contrario a la situación que vive el joven entrenador madrileño al que una derrota en Valladolid podría suponer el detonante perfecto para abandonar el ‘barco’ que capitanea Sagrario González.
La incógnita de Tornadijo
Diez de enero de 2015. La etapa de Carlos Miguel Tornadijo en el Atlético Astorga se cerraba. Después de caer de forma estrepitosa frente al Guijuelo en tierras salmantinas y de hacerlo contra al Tropezón en los octavos de final de la Copa Federación –un enfrentamiento en el que ya no se sentó en el banquillo–, el preparador burgalés dejaba de ser entrenador del conjunto maragato de forma sorprendente.
Pero lo extraordinario de este hecho fueron las incógnitas y las formas en las que se precipitó su decisión. El Atlético Astorga debía rendir visita al filial del Real Valladolid el once de enero a las doce de la mañana, pero el día previo al encuentro los hechos se sucedían. Tras el entrenamiento matutino del sábado, Carlos Tornadijo se reunía con los jugadores y con Sagrario González para comunicarles su marcha.
El entrenador burgalés tomaba esta decisión debido a la falta de acuerdo en criterios deportivos y en el hecho de no sentirse respaldado por la presidenta. De la misma forma, la propia Sagrario González se sorprendía por los motivos, ya que siempre había apoyado a Tornadijo en la totalidad de sus decisiones. Además, consideraba que la cercanía con un encuentro importante para el equipo no era el mejor momento para ello.
En estas circunstancias, el Atlético Astorga viajó a Valladolid con un cuerpo técnico inédito. Jesús Rodicio, preparador físico, y Matias Manjón, delegado del club, asumían la responsabilidad de componer una alineación de garantías. Los dos, exjugadores verdes, a punto estuvieron de dar la sorpresa, pero sus pupilos no pudieron soportar la presión sufrida en las últimas veinticuatro horas y les remontaban tres goles de ventaja para acabar el partido con empate a tres.
La temporada finalizaba con alegría para los astorganos tras lograr la permanencia en la última jornada ante el Guijuelo, precisamente en el último encuentro en el que Carlos Tornadijo se sentó en el banquillo verde. Pepe Calvo, junto a la dupla Rodicio-Manjón, era el encargado de conseguir salvar la categoría en la primera campaña de los astorganos en Segunda División B.
García Moreno sustituye a Calvo pero las dudas acechan
No fue suficiente la salvación del equipo para que Pepe Calvo siguiera al frente del Atlético Astorga. Quedó patente que la llegada del veterano técnico leonés era un parche para seis meses con el único objetivo de que éste consiguiera la permanencia en Segunda División B. Actualmente el preparador de Alija del Infantado entrena al juvenil de la Cultural y Deportiva Leonesa después de volver al conjunto capitalino.
Sagrario González decidía entonces el nombre del nuevo técnico del Atlético Astorga. Un desconocido entrenador madrileño, con escasa experiencia en la categoría de bronce, era el elegido. Paradójicamente, la recomendación de Álvaro García Moreno llegaba a través de Borjas Martín, al que entrenó en la UD Barbastro y que salió de Astorga con dirección Pontevedra. Junto a García Moreno llegó a la Ciudad Bimilenaria su cuerpo técnico habitual, abandonando el ‘barco’ verde Jesús Rodicio.

Foto: Diario de León
La ilusión y la dificultad se repartían en partes iguales entre cuerpo técnico, junta gestora y afición. La obligación no era otra que la de mantener al Atlético Astorga en Segunda División B, pero todo se torció desde el inicio. Es cierto que los fichajes llegaron con la clara intención de que el equipo diera un salto de calidad que se presuponía importante, pero ya en la pretemporada y en el arranque de la campaña se ha demostrado que no es así.
Precisamente, en los meses estivales, las dudas se cernieron sobre un Atlético Astorga que no logró vencer en ninguno de los cinco encuentros disputados. Además sufría dos dolorosas derrotas: la primera en el derbi ante La Bañeza (5-0) y la segunda ante el filial del Getafe (1-5) en el partido previo al inicio de campaña.
Basta señalar, para comprobar que la preparación no fue la mejor, que el exinternacional Rubén de la Red se ha hecho, la semana pasada, con las riendas del segundo equipo azulón que transita en la última plaza del Grupo II de Segunda División B. Con todo, no es mucho mejor la situación que vive Álvaro García Moreno en el Atlético Astorga. El preparador madrileño no termina de dar con la tecla y tampoco ha terminado de encontrar una comunión con los seguidores de La Eragudina.
Con todos estos ingredientes, y situado en la antepenúltima posición después de diez jornadas desastrosas, la continuidad del técnico madrileño pende de un hilo. Un hilo que podría cortarse definitivamente este domingo en Los Anexos al Nuevo José Zorrilla, donde acabó la historia del mejor Astorga de la historia; el que llegó a Segunda División B a las órdenes de Carlos Tornadijo.