El filial blanquivioleta ha conseguido dar la vuelta al marcador en seis de las 32 jornadas de liga que cuentan

Sufrir hasta el último minuto es marca indiscutible del Real Valladolid, y eso es algo que sabe hasta el que no entiende de fútbol. Y a ello, como buen filial, parece haberse aficionado el Promesas, que cuenta muchos de sus partidos como ‘mini-infartos’ provocados a todo aquel que quiera acercarse a ver sus encuentros.
El equipo de Rubén de la Barrera está haciendo una temporada digna de elogio, con un primer año del gallego al mando y sacando las situaciones adelante con garantías, en su primer año tras el ascenso en Segunda B. Con solo seis jornadas para acabar el año, el filial blanquivioleta dejará atrás momentos que quedarán grabados en muchas memorias, y seguramente uno de ellos será la palabra remontada.
El Coruxo fue el primero que vivió en carnes propias eso de tener el partido de cara y que en un abrir y cerrar de ojos todo se te vaya de las manos. Y eso que fue el equipo dirigido por el gallego –que no el equipo gallego– el que golpeó primero mediante un gol de Jorge en el minuto 38.
Con mucho tiempo por delante, un activo Pardavila dio la vuelta al marcador en la segunda parte en apenas seis minutos. Lo que nadie se imaginó, era que Ayub, el genio de la lámpara, que por aquel entonces empezaba a dejarse ver –era su segundo partido al completo–, empataría con una bonita jugada individual en el minuto 82. Locurón y alegría para los locales.
Solo había transcurrido una semana cuando el filial se aliaba con el ‘¿repetimos?’ tan famoso del anuncio de las natillas. Llegaba a Los Anexos la UD Logroñés, uno de los equipos menos goleado de la categoría y el Promesas vivió una primera parte en la que las cosas no parecían querer salir bien.
Los riojanos no bajaron los brazos, y en el minuto 61 llegó su recompensa con un gol de Titi. Por extraño que pueda parecer, ese pareció ser el aviso que llevaba necesitando el equipo pucelano para que, dos minutos después, Guille Andrés devolviera las tablas.
Como no todo tiene que quedarse en casa, el segundo equipo blanquivioleta también quiso demostrar que lejos del José Zorrilla también sabe dar un puñetazo encima de la mesa. Corría la jornada dieciocho cuando viajaban para enfrentarse al Langreo, en un envite que se les ponía en contra en el minuto tres, cuando Julio cometía un penalti sobre Robi que materializaba Pablo Acebal.
Costó, y mucho, que el Promesas volviera a entrar en el partido. El descanso pareció sentarles bien y nada más comenzar la segunda parte, Toni, en jugada individual, consiguió un punto para los suyos, que al final estuvieron más cerca de la victoria que el conjunto asturiano.
No hay nada mejor que te vean los tuyos, y por eso el equipo de Rubén de la Barrera ha conseguido remontar cuatro de seis partidos a orillas del Pisuerga. Tan solo dos semanas más tarde de conseguir el empate en el Nuevo Ganzábal, el filial pucelano comenzaba la segunda vuelta recibiendo en casa al Astorga.
El partido comenzó enrarecido tras la decisión del técnico maragato de dimitir horas, algo que provocó que el equipo leonés se echara la responsabilidad encima de los hombros para intentar sacar algo positivo de su visita y casi lo consigue. Perforó hasta en tres ocasiones la portería defendida por Julio, con el doblete de Borjas (min. 15 y 39) y el tanto de Diego en el minuto 71.
Y entonces apareció Sekou. El catalán de origen senegalés saltó al terreno de juego cuando apenas quedaban quince para el final, y demostró que cuando el equipo le necesitaba él estaba ahí para ayudar. Con dos goles en el 73 y en el 93, además del tanto de Brian entre medias, el Promesas consiguió otra machada vital para acercarse a la permanencia.
Dos jornadas más tarde, y nuevamente jugando como local, los pucelanos recibían al Tropezón para que la historia se repitiese. Y resultó ser calcada, excepto por el número de goles marcado. Se adelantaba el conjunto cántabro en los minutos 37 y 61 por medio de Lucho y Álex, pero el filial se volvió una vez más respondón y empató gracias a un penalti marcado por Brian y cometido sobre Sekou, y el gol de Toni diez minutos antes del final.
Para recordar la sexta y (pen)última remontada, tan solo hay que retroceder hasta el pasado Jueves Santo, en el que la UD Logroñés fue nuevamente el equipo que acabaría el envite con cara de incredulidad. Chevi en el 32 y Menudo en el 48 desataban la locura en Las Gaunas, dando un gran paso hacia el deseado play-off.
Pero, una vez más, el equipo de Rubén de la Barrera daría la vuelta a la situación. Ángel en el 57 y Jorge Hernández en el 65 salvarían de nuevo a un filial que, lleno de calidad y con una temporada para enmarcar, será recordado en un futuro como el Promesas de las remontadas.