La incomparecencia de Pereira por sanción obligará al técnico de Vilassar a reformular su línea de ataque, a la que podría regresar Óscar Díaz o emerger el desaparecido Túlio de Melo

Jonathan Pereira (Vigo, 1987) se había aclimatado al once titular de Rubi desde su segunda convocatoria, frente al Alavés. Aun partiendo desde el banquillo en la derrota sufrida en Palamós, de los siete encuentros que ha jugado, seis los ha comenzado desde el principio, con cuatro goles obtenidos, tres en Son Moix.
El dúo que había alimentado al calor de Óscar González se había convertido en un arma casi letal de marcar goles. Ambos se intercambiaban dianas y asistencias, conectaban entre líneas y permutaban sus posiciones para marear a los marcajes interiores de los adversarios. Una conexión que el técnico del Real Valladolid percibió desde el primer instante, afanado en mantenerla en el tiempo. Hasta que el delantero gallego se desconectó. La expulsión por doble amarilla en Tenerife desajustó los planes preconcebidos de Rubi y colaboró en la sexta derrota de la temporada.
Frente al Sporting de Gijón, inmediato rival, y directo, de los pucelanos, la ausencia de Pereira obligará al cuerpo técnico a implantar algunas variaciones, agudizadas si Mojica no experimenta una recuperación milagrosa de una lesión de tobillo sufrida dos jornadas atrás. En principio, Rubi trabaja con el dibujo 1-4-2-3-1, modificado a un 1-4-3-3 con éxito en las vísperas de la llegada de Pereira. Con tres mediocentros, los blanquivioletas firmaron dos de los partidos más notorios de la campaña –ante FC Barcelona B y Zaragoza– e impulsaron el rendimiento de un Óscar González que lucía parpadeante e inconsistente.
La aparición del pequeño ariete del Villarreal en la victoria sobre el Alavés en el Nuevo José Zorrilla supuso el regreso al sistema de dos mediocentros, un mediapunta y una referencia, con el que el Valladolid se ha hecho con cuatro triunfos, dos derrotas y un empate. La intención de Rubi consistía en evolucionar en torno a la dupla de González y Pereira. Truncada en el partido más sensible del 2015, podría girar hacia el esquema de tres medios para ser más grande en el centro de la cancha ante un grupo de imberbes de Mareo que se está mostrando grande en toda.
Retorno al 1-4-3-3
De este modo, Óscar González, máximo realizador de la plantilla con once tantos, volvería a ocupar la punta del ataque pucelano, aun con una libertad de movimientos que lo hace discurrir por todo la zona de aceleración, ampliando espacios entre los laterales y centrales, buscando ventajas con alguno de los dos extremos o con el interior que llegue -Timor o Rubio- o tratando de picar al espacio de los centrales.
Si la baja de Mojica se confirma, la peligrosidad de esta disposición mengua, aunque puede encontrar un contrapunto positivo en la participación de Hernán Pérez en el costado derecho. La probable titularidad de Omar en la banda izquierda daría al guaraní –todavía no ha sido titular– más posibilidades de partir desde el inicio en el lado contrario.
En el medio de la cancha, Rubio restituiría los galones que se le han ido cayendo en las últimas jornadas y, acompañado por Leão en el pivote central y Timor por dentro, trataría de arrebatar el dominio de pelota y el control del partido al Sporting del ‘Pitu’ Abelardo, cercano al ideario futbolístico de Rubi. No rifar la pelota, porque ésta no quema, pero a través de ella se puede quemar al contrario.
A priori, la superioridad numérica por dentro del Valladolid con tres mediocentros se constituiría como el primer punto a favor de los pucelanos sobre el doble pivote que suele manejar Abelardo –con Nacho Cases y Sergio Álvarez–.
Recuperar a Óscar Díaz o revivir a Túlio
Foto: Real Valladolid
El buen hacer de Pereira y de González ha relegado a Óscar Díaz a un plano secundario y ha taponado la entrada en las rotaciones del último delantero llegado a la Avenida Mundial 82′, el brasileño Túlio de Melo.
El exdelantero del Lille solo dispuso de unos minutos residuales en Santander, pero ante el Tenerife, en una situación que podía requerir de un fútbol más vertical, no saltó al campo. Se advierte improbable que Rubi cuente el sábado con el vigoroso delantero en el once titular, pero, lógicamente, las opciones de jugar se han agigantado, máxime si el partido entra en la ruleta de las prisas y la necesidad.
No suena tan descabellado, en un dibujo 1-4-2-3-1, que Díaz parta en la posición de ‘9’, arropado por Óscar, como ha sucedido antes de la incorporación de Pereira. Aunque aquel conjunto se manifestara con menos gol –cuando el debate se levantaba sobre las carencias del Valladolid en el último tercio de campo–, frente al Sporting podría potenciar las cualidades de Díaz en el caso de querer lanzar ataques más largos, que puedan desmantelar el bloque defensivo alto del Sporting.
El delantero madrileño está capacitado para estirar al equipo y caer a bandas, además de combinar por dentro con González o con cualquiera de los mediapuntas. Por último, aunque apostada en la línea de lo utópico, existe la alternativa de ubicar a Jeffren como ‘9’ –ya empleada por Rubi–, si bien el hispano-venezolano ha demostrado dificultades para definir delante del portero.
Lo que a Rubi le queda sin Pereira no es poco, pero sí menos fiable. En un compromiso de tal trascendencia, tendrá que volver la vista atrás y decidir entre apuntalar el centro del campo con un volante organizador más o apostar a un delantero al que Óscar González escolte.