Rubén de la Barrera reconoció, tras el empate con remontada ante el Tropezón, que lo importante es que el Promesas ha conseguido levantar un resultado adverso

Rubén de la Barrera vio cómo su Promesas vivió, en el duelo ante el Tropezón, una historia que le era familiar. Y es que en el anterior enfrentamiento en Los Anexos, el filial tuvo que remontan un partido que se le puso cuesta arriba, con tres goles de diferencia en el electrónico. Esta vez, «tan solo» fueron dos, aunque reconoce que «no es tarea sencilla levantar un resultado adverso».
El técnico gallego explicó que el conjunto cántabro llegaba al encuentro con una dinámica de resultados «francamente positiva», aunque a la vez expuso que ha sido demérito del filial el no haber podido ganar el envite.
Para no llevarse los tres puntos se juntaron dos aspectos importantes, por un lado la falta de puntería y, por otro, los fallos defensivos. «No se hacen goles y con muy poco los rivales son capaces de marcarnos», expuso. Uno de los goleadores del equipo tuvo que ser sustituido por molestias durante la primera mitad. Guille Andrés tiene un problema en el recto, en el psoas, aunque desde el cuerpo técnico esperan que no sea nada y pueda estar disponible para próximos envites.
En esa línea, declaró el míster que el filial «no jugó mal», pero que faltó velocidad a la hora de transitar la pelota. «El rival estaba hundido, defendiendo en campo propio. Hemos generado espacios, pero el ritmo de circulación debería haber sido más elevado», ponderó.
Su impresión final –la de todos– es que el Promesas consiguió rescatar un punto y sigue sumando. Para ello, resultó fundamental la pena máxima señalada sobre Sekou. «Desde mi posición, veo penalti», declaró un Rubén de la Barrera que no quiso entrar demasiado a valorarlo más allá y añadió que el colegiado también señaló lances favorables al rival que perjudicaron a los vallisoletanos.