Rubén de la Barrera se mostró satisfecho de la actitud de sus jugadores, aunque considera que podrían haber sacado algo más del partido

Cualquier persona con alma blanquivioleta que estuviese presente en la grada de Los Anexos para ser testigo del partido que enfrentó al Promesas y al Astorga, seguro que se fue a casa con la sensación de que el filial blanquivioleta salvó los muebles de milagro. Al contrario piensa el entrenador del segundo equipo pucelano, Rubén de la Barrera, que se mostró contento por el empate, aunque con la sensación de «haber dejado escapar dos puntos».
El Atlético Astorga llegaba gravemente herido después de dos derrotas consecutivas y tras la dimisión de su entrenador, Carlos Tornadijo, horas antes del partido. Sin embargo, como luego reconocería en su comparecencia ante los medios de comunicación su capitán, David Bandera, esto les llevó a la autogestión y a la unión dentro del vestuario, que propició que llegaran a tener tres goles a su favor y casi se llevasen los tres puntos. «Ellos llegaban en unas condiciones un poco raras, pero han ido creciendo con el resultado», reconoció el entrenador gallego.
Dos goles visitantes en la primera parte castigaron al Promesas sobremanera, ya que suyo era el dominio del esférico –no tanto del espacio–. Sin profundidad, recibirían luego ese tercero, aún mayor losa. A pesar de ello, el míster del filial no considera que fuese el peor partido del curso en casa. «El equipo ha encontrado espacios, aunque sí es cierto que en los últimos quince minutos de la primera parte ha habido mucha precipitación», ponderó.
Esto cambió tras el descanso. «En la segunda mitad llegábamos relativamente bien por dentro y por fuera, pero no terminábamos de encontrar la última acción», analizó, y ‘culpó’ de ello al meta Javi, que acabó siendo el mejor del Astorga. «Con las intervenciones de Javi resultaba impensable meterse en un partido con 0-3, pero afortunadamente lo hemos hecho», frase que acabó con otro rotundo «ni mucho menos es el peor partido del equipo aquí».
La diferencia de los primeros 45 minutos a los segundos, se debe en gran parte, a que el Astorga bajó el pistón en la última media hora de partido debido al cansancio, algo que el Promesas supo aprovechar. «En la primera parte, como sus extremos no replegaban, nuestros laterales tenían prisa por llegar, sentían que había ventaja pero no terminábamos de asegurar ese momento en el que incorporábamos un jugador más. En la segunda eso se ha gestionado mejor, además de notarse el desgaste del rival. Han sido dos partes diferenciadas sobre todo en cuanto a continuidad», admitió De la Barrera.
Impensable parecía meterse en el partido con un 0-3, pero quince minutos locos lo hicieron posible, que Rubén de la Barrera definió de una «efectividad brutal». Gran parte de ese acierto llevó el nombre de Sekou, pieza poco habitual. Catorce minutos le bastaron para dar la vuelta al partido; tan solo uno tras su entrada para lanzar el primer aviso.
«Sumamos gente por dentro intentando finalizar con envíos, él se movía bien siempre alejándose de la jugada. Afortunadamente logró hacer dos goles», algo que alegró a su míster «por él y por el equipo». Reconoce que «emocionalmente» el empate tiene que saber a victoria, aunque en el fondo considera que «se perdieron dos puntos». Ambicioso y sincero, sabe que «no es fácil remontar en ninguna categoría, y mucho menos con un 0-3» y admite que recuerda «poquísimos» casos como el que se dio en la mañana del domingo.
Acaba el partido contento, principalmente porque su equipo consiguió recomponerse tras el tercer gol visitante. «Con la entrada de Sekou buscaba liberar a Toni, a Guille y a Ángel, y acercarlo a él a la portería, asegurándonos poder finalizar por dentro con esos jugadores y con él en el área», plan que al final le salió a la perfección.
El Promesas confió en sí mismo hasta el último minuto, algo que le dio un punto que significa alcanzar la barrera de treinta puntos que propuso el gallego. «No es fácil mantener la fe, pero ellos han transmitido que seguían estando en el partido», algo de lo que está orgulloso. «Había mucha imprecisión, pero parecía que el partido venía significando eso, que teníamos opciones de estar, de estar y de estar», algo que Javi evitaba una y otra vez. «Afortunadamente hemos podido con todo eso», sentencia.
Para acabar, a pesar de la mala primera parte del equipo, prefiere quedarse con lo positivo, y es que «empezamos la segunda vuelta sumando».