El Real Valladolid está acabando los partidos con más seguridad de lo que muchos piensan
El seis de agosto, tras el Memorial Agustín Villar, disputado en Zamora, Rubi se quejó de dos situaciones a balón parado que hicieron sufrir a la defensa del Real Valladolid. Era un simple amistoso, pero ahí quedaba claro que las acciones de estrategia iban a ser un pilar fundamental en los planes del técnico blanquivioleta. Jugar bien, sí, pero no descuidar la pizarra, esa que tanto da, y tanto quita, en la Liga Adelante.
Rubi nunca ha escondido sus prioridades. Quiere que su equipo sea fuerte en defensa y controle los balones aéreos. Sabe en qué competición está y dónde se definen los partidos. En la categoría de plata no hay grandes dosis de fútbol, por lo que los equipos buscan alternativas para llegar a la meta. Y una de ellas es la estrategia.
Los guionistas de ‘Orange Is The New Black’ revolucionaron la serie situando a Piper Chapman en un segundo plano durante la segunda temporada. La protagonista pasaba a ser una más. Ni siquiera su ruptura con Larry Bloom sirvió para que la dulce presidiaria recuperase el foco de atención. Si lo extrapolamos al fútbol, el Valladolid actual es bastante parecido a eso. Rubi decidió cambiar de arriba a abajo el guión que todo el mundo esperaba. Y acertó. Costó, pero acertó.
En los últimos encuentros, el Pucela ha aprendido a no sufrir. Los resultados son muy ajustados, pero el equipo ofrece una sensación de seguridad que no percibíamos en algunas fases del inicio de temporada. El Numancia no remató pese a apretar y el Betis no inquietó. 0-1 y 0-0 fueron los resultados. Dicen poco y mucho, según se mire. Si quieres el vaso medio vacío, pensarás que son cuatro puntos de seis posibles y que nos cuesta un mundo meter gol. Si lo quieres medio lleno, dirás que no se han encajado goles y que el trabajo de los zagueros empieza a rozar el notable.
«Lo que más atormenta a un hombre es lo que no le ordenan hacer», escuchábamos durante una escena de la brillante ‘Gran Torino’ –gracias por tanto, señor Eastwood–. El año pasado, el Valladolid vivía en una incómoda comodidad que acabó por condenarnos al descenso. JIM no fue capaz de sacar un rendimiento positivo a las acciones de estrategia. Este año, con Rubi en el banquillo, los futbolistas aparecen enchufados y con la lección aprendida. Hay un entrenador que ordena y sabe lo que hace. Le saldrá bien o mal, pero conoce el camino.
El problema es que en Valladolid, tal y como escribí hace semanas, hay detractores incluso en la victoria. Parece que algunos aguardan el fallo de Rubi como Sidney Prescott esperaba abrir una puerta en ‘Scream’ y que tras ella no estuviera el asesino sujetando un cuchillo con un guante blanco. Mientras se gane, la crítica será suave. El día que vengan mal dadas, la suavidad quedará para la ropa lavada con Norit. Sea como fuere, disfrutemos del sabor que da aprender a no sufrir.