El Promesas se impone con autoridad al Zamora, por cuatro goles a cero, gracias a unos buenos cincuenta minutos
El Real Valladolid Promesas saltó al césped de Los Anexos al Nuevo José Zorrilla con ganas de brindar la primera victoria a su afición. La mañana era soleada y las gradas estaban prácticamente llenas. La cercanía entre Valladolid y Zamora invitó a los aficionados foráneos a acudir a ver a su equipo.
Parecía que los kilómetros recorridos iban a ser con gusto, ya que los rojiblancos salieron mejor en los primeros minutos. Las ganas del filial blanquivioleta en la previa se disiparon con el pitido inicial. Fue el Zamora el que se hizo con el mando del partido y el que gozó de las primeras oportunidades.
Tuvo varias durante ese dominio, pero solo una clara y al principio. Un cabezazo de Carrillo puso rumbo a la escuadra. Cuando parecía que el balón iba a entrar apareció una mano salvadora de Julio, que recuperaba la titularidad en el Promesas. El portero se mostró seguro durante todo el encuentro y desbarató todas las ocasiones de los visitantes.
En el banquillo local las órdenes las daba Miguel Escalona, segundo entrenador, ya que Rubén de la Barrera estaba sancionado. Intentó despertar a sus jugadores para que empezaran a hacer algo. Lo realizado hasta el momento no valía. Solo unos acercamientos por la banda derecha con las subidas de Xavi Carmona, pero tampoco crearon mucho peligro en la primera media hora.
El sistema planteado por el técnico blanquivioleta les costó entenderlo a sus pupilos. Una defensa de cinco, con tres centrales y dos carilleros; un centro del campo en el que Anuar en algunos momentos parecía una isla; y mucho juego por dentro. Así le gusta trabajar a De la Barrera. Incide mucho en el interior.
Y, claro, varios jugadores son de banda o actúan mejor con apoyos en los lateral. Pero en el caso de Toni, que tuvo que reconvertirse a centrocampista, fue especial. El murciano lo pasó mal al principio, pero con el paso de los minutos comenzó a soltarse y a dejar detalles de su calidad. Cogía el balón y, sin miedo, se iba hacia arriba para llegar al borde del área.
En una de esas arrancadas llegó el primer gol blanquivioleta. Tras una jugada enrevesada -con un mal despeje incluido de la defensa zamorana-, Carmona metió un balón al corazón del área para que Jorge lo empujara al fondo de las mallas. No era la primera vez que ambos se asociaban. El único peligro hasta ese momento, el minuto 42, era por combinaciones suyas.
Ese tanto lo cambió todo. Fue una inyección de adrenalina para el Real Valladolid Promesas, que se adueñó del encuentro. Incluso, antes del descanso, pudo ampliar el marcador. Para el Zamora supuso un jarro de agua fría, ya que parecía tener el partido controlado.
El segundo periodo comenzó de manera entretenida para los seiscientos espectadores, con ocasiones para los dos equipos. Jorge demostró que también tiene varita, como su compañero de posición Óscar en el primer equipo.
Precisamente en sus botas estuvo el segundo tras una gran jugada individual, aunque su disparo fue repelido por el larguero. El de Sanzoles estaba especialmente motivado al enfrentarse a su exequipo. Se echó el equipo a la espalda y le dirigió hacia la victoria.
Los blanquivioletas se asentaron sobre el terreno de juego y dominaron hasta el final. Anuar creció a medida que avanzaba el partido y se hizo el jefe del centro del campo, siempre ayudado por Toni. Los tres centrales fueron un muro infranqueable para los zamoranos.
Con la posesión del esférico, en esta segunda mitad, Brian aprovechó para sumarse al ataque y crear peligro por su banda. Si en la primera parte el flanco derecho se convirtió en el importante, en los últimos 45 minutos fue al revés.
Goles como soles
Pese a que el marcador no se movía del uno a cero, el Promesas no sufría. Era consciente de que terminaría ampliando esa renta. Solo había que esperar, ser paciente y poner la puntilla al rival en el momento más inesperado. El calor empezó a hacer mella en los jugadores, que veían cómo su físico cada vez era menor.
Como eso no ayudó, tuvieron que buscar otros métodos y recurrieron al balón parado. Desde el saque de esquina llegaron los dos siguientes goles, ambos de Javi Navas y botados por Brian. En el primero, el abulense cabeceó un balón en el segundo palo -sin marca-. Mientras, en el segundo, solo tuvo que estar en el lugar adecuado y en el momento preciso, ya que tras otro córner y después de varios remates que despejó Miguel –el portero del Zamora–, se encontró con el esférico y no dudó en hacer el tercero.
Todo eso en tres minutos. Concretamente, del 78 al 81. Con el partido sentenciado, ambos equipos pedían el final. Y como no llegaba, el Promesas seguía elaborando y divirtiéndose a costa de un Zamora perdido. Toni, en una de sus subidas, se plantó en el borde del área tras varios eslalons. No encontró compañero y, sin pensárselo dos veces, disparó. El poste repelió su chut, pero apareció Guille Andrés para poner su rubrica en la goleada y hacer el cuarto y definitivo tanto.
De esta manera, los de Rubén de la Barrera estrenan el casillero. Primeros tres puntos de la temporada para acortar la distancia con el objetivo de la salvación, alejado y que se prevé sufrido. Los próximos podrían llegar dentro de siete días, en la visita a la localidad cántabra de Tanos, donde se medirán al Tropezón a partir de las cinco de la tarde.
Real Valladolid Promesas: Julio; Carmona, Ramiro, Iván Casado, Mario (Fran No, min. 83), Brian; Anuar; Ángel (Javi Navas, min. 73), Jorge Hernández (Dani Vega, min. 82), Toni; y Guille Andrés.
Zamora: Miguel; Dani Mateos, Garretas, Carrillo, Branco (Prada, min. 54); Arkaiz, Ochoa, Salva Rivas (Cristian, min. 63), Coque; De la Nava y Aarón (Sergi Mut, min. 72).
Goles: 1-0, min. 42: Jorge Hernández; 2-0, min. 78: Javi Navas; 3-0, min. 81: Javi Navas; 4-0, min. 91: Guille Andrés.
Árbitro: Iglesias Villanueva (Colegio Gallego), auxiliado en las bandas por Blanco Rodríguez y Formoso Sánchez. Amonestó al local Iván Casado. Categoría: Segunda jornada del Grupo I de la Segunda División B. Encuentro disputado en Los Anexos al Nuevo José Zorrilla ante unos seiscientos espectadores.