Los últimos enfrentamientos entre el Promesas y los rojiblancos se produjeron en la temporada 2008/09, último año de la segunda etapa del filial en Segunda División B, y se saldaron con sendos triunfos zamoranos
El Real Valladolid Promesas compitió en la Segunda División B por última vez en la temporada 2008/09. Dirigido por Onésimo Sánchez, vivió una temporada durísima, que acabó dando con sus huesos en la Tercera División, de la que han resurgido para, de nuevo, militar en la categoría de bronce.
Inmersos en el mismo Grupo I en el que competirán esta campaña, recibían al Zamora en la jornada seis del campeonato liguero. El partido era todo un reto para los blanquivioletas, con mucho que ganar y poco que perder, amén de sus cuatro derrotas y un empate cosechados en las primeras cinco jornadas. Todo lo contrario que el conjunto zamorano, que llegaba invicto a orillas del Pisuerga, con dos victorias y tres empates.
El duelo entre juventud y experiencia lo ganó el que jugaba como visitante, un Zamora con mucho oficio que dejó al filial herido, colista, con tan solo un punto. El conjunto vallisoletano no logró materializar sus ocasiones, como sí hizo su rival al filo del descanso, gracias a una triangulación en la frontal del área con pase final de Berodia para Senén, que se internó en el área y cruzó por bajo ante la salida de Javi Jiménez. A partir de ese momento, el Zamora se mostró muy serio atrás y rápido al contraataque ante un Promesas que no consiguió despertar antes del pitido final.
Nada nuevo bajo el sol
Ya en la segunda vuelta, los vallisoletanos devolvieron la visita al Ruta de la Plata, en un partido donde fueron mejores, algo que de poco sirvió. La historia fue semejante con mismo final, ya que el buen juego de los de Onésimo, otra vez, no fue suficiente para ganar. El filial se mostró valiente y agresivo, fue mejor, pero se fue de vacío ante los de Tomé.
Los blanquivioletas empezaron perdiendo por culpa del tanto de Curro Vacas, que se plantó en el área para batir a Javi Jiménez con un disparo pegado al primer palo, tras un pase en profundidad de Limones. El Promesas, lejos de rendirse, buscó el gol hasta que lo encontró en un testarazo de Carlos Lázaro a centro de Sergio García.
El punto sabía a oro, pero se volatilizó en el último minuto con una magistral falta directa. Agustín Villar, capitán del Zamora CF durante las últimas temporadas, fallecido el pasado verano, daba los tres puntos a los rojiblancos con un libre directo que, una jornada más, dejaba sin premio a un filial en el que había militado y que acabó el curso volviendo a Tercera División.
Por tanto, el conjunto rojiblanco es un mal cliente. Un paisano, un amigo, del que, a pesar de la buena relación —renovada recientemente en el recuerdo al malogrado Agustín–, no conviene fiarse. Como el propio Promesas, llega al duelo de la segunda jornada tras caer en el debut, ante el Guijuelo. Con los últimos precedentes favorables, tratarán de estrenar su casillero ante un filial que cayó también en un derbi, contra el Astorga, y que querrá debutar con victoria en su casa.