Guille Andrés marcó su primera diana con la camiseta del Promesas desde el mismo punto de penalti en el que Rubén Díaz anotó su último gol
Foto: Rosa M. Martín
No se trata de la distancia que se mide en metros, sino de la que se cronometra en segundos, minutos y horas. Los mismos once metros que separan la línea de la portería, del punto donde se coloca el balón para transformar la pena máxima. La misma distancia, tan solo esa, separaban el penalti lanzado el veinticinco de mayo por Rubén Díaz del que, meses después, lanzaría Guille Andrés en un estrenado agosto, ante la mirada de la afición que se dio cita en Los Anexos; hacia la izquierda.
Casi pegando a la carretera por la que llegó el autobús que trajo al Somozas para enfrentarse al Promesas en la ida de la promoción por un ascenso que finalmente ambos conseguirían. Entre todos los asientos, el ocupado por Abraham, guardameta del conjunto gallego que, llegado el minuto sesenta, y con un uno a cero que dejaba muy abierta la vuelta en casa, se vio en la responsabilidad que implica detener una pena máxima.
A once metros, el máximo artillero del Real Valladolid, todavía dirigido por Javi Torres Gómez. Y, sobre sus botas, los veintinueve tantos que llevaba acumulados durante la temporada que finalizó en el ascenso. Rubén Díaz logró engañar a Abraham anotando un tanto especial, no solo por ser el número treinta, sino por lo que significaba para él y para todos. A pesar de que todavía no lo sabía, aquel lanzamiento sería el último que la afición aplaudiría y que él celebraría juntos a sus compañeros.
No fue la del de Motril la única despedida que hubo en el Promesas. El cambio de categoría trajo consigo la llegada de un nuevo entrenador, Rubén de la Barrera, acompañado de un cuerpo técnico y de una plantilla ampliamente renovada. Fue esa circunstancia, sumada a las ganas de ver fútbol, la que hizo que la afición blanquivioleta que a dos de agosto seguía en la ciudad subiera para ver la primera prueba del nuevo filial.
Al margen de que el partido apenas sirviera para que casi la totalidad de la plantilla cogiera minutos, los presentes volverían a aplaudir una diana que subía al marcador. Nadie había vuelto a colocar el balón sobre ese punto de los once metros. Cuando el partido parecía ir a finalizar en un cero a uno a favor del Villaralbo, un recién llegado Guille Andrés, caía dentro del área para que el árbitro se llevara el silbato a la boca y la mano a ese punto.
A once metros, el guardameta del conjunto zamorano, Juanjo, que por mera casualidad se tiró al mismo lado que meses atrás lo hizo Abraham y con el mismo resultado. El primer tanto del delantero valenciano llegó ‘in extremis’ para firmar las tablas en el primer amistoso de la pretemporada.
Las celebraciones fueron diferentes, en gran medida, por lo que los tantos significaban para el filial. El último de Rubén Díaz con la elástica blanquivioleta era un gran paso en la carrera por el ascenso a la categoría de bronce. El primero de Guille Andrés con los colores del Real Valladolid se convertía en el primer paso que el delantero valenciano ha dado para lograr que los goles no se echen de menos a orillas del Pisuerga.