La continuidad de Álvaro Rubio garantiza que la orquesta del Real Valladolid siga teniendo un director

Foto: Raquel Gómez
Aunque en la película ‘Casablanca’ jamás se pronunció aquello de «tócala otra vez, Sam», ya que en realidad lo que el personaje de Ingrid (Ilsa) dice al pianista es «tócala» («Play it once») y «Tócala, Sam» (‘Play it, Sam’), en la casa blanquivioleta se lleva escuchando desde 2006 algo parecido, algo así como «tócala otra vez, Al».
Efectivamente, desde su llegada a Zorrilla, Álvaro Rubio ha sido timón vertebrador de un Real Valladolid que, con él, ha vivido momentos históricos; como el ascenso con Mendilibar; momentos buenos: los años en Primera en diferentes etapas; o menos buenos: como los paseos por el infierno de Segunda. Con la renovación de su compromiso con la blanquivioleta, Álvaro Rubio, por desgracia, volverá a ser el Caronte de una nave que vuelve a surcar los más infaustos parajes del Hades.
Y la volverá a tocar, otra vez, una y otra vez. Porque Rubio hace que el equipo se sienta cómodo, pero él lo es sobremanera con el balón cerquita, pegado al pie el mayor tiempo posible, el suficiente como para, con la clarividencia que le distingue, empezar a armar el ataque de su equipo. Con Djukic, en el último ascenso del Real Valladolid, fue con la pelota como se construyó el ascenso, y con Rubi la idea no será distinta en ese sentido. Menos aún si tenemos en cuenta la continuidad del riojano, la afortunada continuación de un mito.

Oh capitán, mi capitán
Tras la marcha de Javi Baraja y la salida de figuras insignes del equipo como Javi Guerra, Manucho, Rukavina o de Jaime, Álvaro Rubio ejercerá, más que nunca, de capitán de la nave blanquivioleta.
Fuera de las exigencias y apetencias futbolísticas, la marcha de Rubio hubiera escenificado una desmembración demasiado profunda y vasta en un equipo que, de momento, cuenta con pocos efectivos, muchos interrogantes y demasiados huecos por rellenar.
En una temporada como la que se viene, en la que –presumiblemente– muchos capitanes abandonarán sus equipos de toda la vida, Álvaro Rubio ha dado un paso al frente y demuestra, renovando, su fidelidad. Los casos de compañeros del riojano en la consecución del Mundial sub 20 del año 1999 como Xavi Hernández o Iker Casillas parecen no haber afectado en absoluto al riojano en su decisión de continuidad.