El técnico del Real Valladolid, Juan Ignacio Martínez, augura que el «vital» partido ante el Levante «marcará el devenir de la liga» y vaticina un choque de posesiones largas

Juan Ignacio Martínez es sabedor de las consecuencias que se desprenderán del encuentro que el viernes a las nueve de la noche enfrentará al Real Valladolid con el Levante. «Es un partido vital porque las distancias no se pueden ampliar», ha analizado el técnico, quien ha argumentado que el partido «tiene que marcar el devenir de la liga».
Si existe un cuerpo técnico en España que conozca mejor las entrañas del club granota, es el de Juan Ignacio, último entrenador antes de la llegada a Valencia de Joaquín Caparrós. El técnico alicantino ha avisado de que se citarán con un rival en «muy buena dinámica, sacando los partidos ajustados, y eso dice de su consistencia».
El equipo levantinista ha merodeado por la zona media de la clasificación en una amplia parte de la temporada, por lo que las prisas para lograr su propósito inicial, la salvación, han ido disipándose. Una circunstancia que, según Juan Ignacio, les hará «jugar con el termómetro» frente al Valladolid.
Con todo, ha aseverado que los futbolistas blanquivioletas «van a morir en el equipo», familiarizados con la tensión y con la disputa de «muchos partidos apretados en el aspecto psicológico». Enfrente, Martínez prevé a un Levante que achicará espacios en defensa posicional, cederá «mucho el balón» y posibilitará, por tanto, «posesiones muy largas» de los pucelanos. El presumible dominio del balón por parte del Real Valladolid entraña, para el preparador alicantino, un riesgo: «Tendremos que tener cuidado con las vigilancias porque tener muchos jugadores por detrás es un inconveniente porque tendremos que atacarles mucho».
Ante este contexto, Juan Ignacio ha examinado la colocación de dos puntas, si bien, considera que para «intentar moverlos» hay que «buscar el último pase y el uno contra uno».
El enigma de Quincy
El extremo ghanés Quincy lleva entrenando con la primera plantilla vallisoletana desde el lunes, periodo en el que Juan Ignacio ha observado su pobre estado físico. «Está un poco lejos de lo que esperamos», ha opinado, aunque remarca que los artífices de reflotar al Valladolid son quienes comenzaron en verano.
Sin embargo, pese a haber advertido a un Quincy lejos de su pico ideal de velocidad, ya que «sus compañeros lo pasan como motos», Juan Ignacio ha dejado entrever que, en un plazo de quince días, quizá «cambiamos el chip».
Óscar, la eterna duda

El enganche salmantino continúa pendiente de la lesión de tobillo que le ha impedido retomar los entrenamientos con el resto del grupo. Esta mañana, ha realizado ejercicios específicos al margen de los futbolistas entrenados por Juan Ignacio, pero en la sesión preparatoria de mañana efectuará una prueba para evaluar las posibilidades de acceder a la lista de convocados para el encuentro ante el Levante.
En cambio, según ha comunicado Chus Rodríguez en Directo Marca Valladolid, Óscar González rehuyó conversar ayer con los medios de comunicación vallisoletanos porque el mismo jugador les adelantó que no estaría disponible para el partido frente a los granotas.
En el entrenamiento, desarrollado a puerta cerrada en el Estadio Nuevo José Zorrilla -a expensas de que concluya la reforma de los tepes de Los Anexos, prevista para dentro de dos semanas- Juan Ignacio no contó con el citado Óscar ni con Jeffren. Mañana jueves, a las once de la mañana, el cuerpo técnico conformará la última sesión de entrenamiento antes del encuentro liguero del viernes a las nueve de la noche.