El delantero malagueño terminará la temporada en la entidad blanquivioleta, pese al intenso interés del Cardiff City en ficharlo

Cerrado el mercado invernal, es un hecho: Javi Guerra no se va del Real Valladolid. Minutos antes de las medianoche, el delantero blanquivioleta ha salido, presuroso, de las oficinas del Nuevo José Zorrilla –adonde asistió para facilitar un acuerdo de salida–, y ha declarado que se quedaba, cerrando así uno de los capítulos más angustiosos de los últimos meses tanto para el club –por la posibilidad de perder al goleador natural del equipo– como para la afición, que considera al ariete como una de las figuras representativas de la plantilla.
Aunque el Cardiff City ha buscado durante todo el día un trato con el club pucelano para incorporarlo de forma inmediata, las exigencias económicas del Real Valladolid y la decisión de Guerra de no tensar la situación a última hora han paralizado una salida precoz hacia Gales, por lo que Guerra permanecerá en la capital castellana hasta el treinta de junio –no hay expectativas halagüeñas sobre su permanencia en Valladolid más allá de esta campaña–.
De rumor a negociación
Pese a las palabras pronunciadas ayer por el presidente de la entidad castellana, Carlos Suárez, en las que aseguraba que iba a resultar muy complicado que Guerra abandonara el equipo en enero, la ofensiva de los bluebirds no se quedó en un mero interés, sino que durante toda la jornada ha evolucionado en conversaciones que, con el paso de las horas, y sintiendo el rumor del cierre de mercado en España y Reino Unido cada vez más cerca, han incomodado a la dirección deportiva.
El Cardiff, apremiado por la necesidad de reforzarse para eludir el descenso a Championship, puso sus miras en un delantero que, si bien no dispone de un cartel internacional muy reseñable, es uno de los máximos goleadores de La Liga. No obstante, la primera opción de la entidad dirigida por el empresario malayo Vincent Tan era Cissé, punta del Newcastle, pero la posibilidad de acudir a España para adquirir a Guerra estaba, también, muy presente.
El acuerdo, al final, se desvaneció. El Real Valladolid se remitía a los seis millones de cláusula, que el equipo británico llegó a ofrecer, pero no ofrecía garantías de pago en el tiempo y la forma exigidos por la entidad vallisoletana. El malacitano, aunque tenía ante sí una oportunidad inusitada para arribar a las islas, algo que a priori era de su agrado, decidió quedarse para intentar finalizar su contrato con los blanquivioleta logrando la permanencia en Primera División.