El delantero vallisoletano cambia la disciplina del Real Valladolid por la del CD Guadalajara un día después de que Carlos Lázaro fichase por el Alavés.
Durante el verano, Juan Ignacio Martínez señaló a tres jugadores como prescindibles, Dani Hernández, Alberto Bueno y Manucho, y, una vez finalizada la concentración en Murcia, a otros dos como sobrantes, los canteranos Carlos Lázaro y Quique, a quienes quiso probar antes de tomar una decisión definitiva.
Al contrario de lo que ocurrió el verano pasado, en el que se apuró el mercado hasta el último día con las salidas de todos aquellos jugadores a los que Miroslav Djukic había tenido apartados durante la temporada, en el presente, la dirección deportiva parece estar encontrando menos problemas para encontrar acomodo a aquellos hombres con los que el técnico no cuenta.
Primero fue Dani Hernández quien selló su salida. Más tarde, Alberto Bueno. Este martes fue Carlos Lázaro y, hoy miércoles, Quique, que al igual que el madrileño y el olmedano ha rescindido el contrato que le mantenía vinculado al Real Valladolid hasta el próximo treinta de junio. Solo queda Manucho, por tanto, y solo en el caso del guardameta vinotinto el club ha confirmado un posible retorno, una vez finalice su cesión al Asteras Tripolis de la primera división griega en el verano de 2015.
Mientras el Rayo Vallecano anunció a Bueno antes incluso de su rescisión y el futuro de Dani se notificó a la vez que su marcha, el Alavés hizo lo propio con Lázaro poco después de que el Real Valladolid hiciera oficial su salida. En el caso del último jugador saliente, también se conoce ya su destino, que no es otro que el Club Deportivo Guadalajara.
Quique, que la temporada pasada hizo diecinueve goles en treinta encuentros disputados con el Promesas, contaba con varias ofertas de clubes que competirán este curso en la Segunda División B. La única procedente de Castilla y León pertenecía a la Cultural y Deportiva Leonesa, entidad que mostró mucho interés en hacerse con sus servicios.
Pese a ello, el vallisoletano se ha decantado finalmente por un club que, aunque se ganó la salvación sobre el césped, fue descendido a la categoría de bronce del fútbol español por acometer de modo irregular su proceso de conversión en sociedad anónima deportiva, obligado para competir en Segunda esta campaña; siempre en opinión de la Liga de Fútbol Profesional.
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