Eder Vilarchao es otra de las jóvenes promesas béticas que se ha hecho un hueco en la primera plantilla del Real Betis Balompié en apenas unos meses y ha encandilado ya a la afición del Heliópolis.

Eder Vilarchao Ruiz (Barakaldo, nueve de febrero de 1990) era hasta hace poco un desconocido en esto del fútbol, e incluso aún lo sigue siendo para muchos, pero sin hacer mucho ruido y pasito a pasito se ha ganado la confianza del entrenador bético, Pepe Mel, para hacerse un hueco dentro del primer equipo.
El joven jugador vasco estaba teniendo una progresión en Primera División notable, pero la mala suerte se cruzó en su camino y una rotura de tobillo, sufrida en un entrenamiento el pasado enero y la posterior operación, le tendrá al menos en el dique seco tres meses.
La familia del vasco, no obstante, no es nueva en este mundillo. En su pasado cuenta con un antecedente de peso, su tío, el último pichichi del Athletic Club de Bilbao, Carlos Ruiz Herrero, que anotó diecinueve goles en la temporada 1974/75. El delantero centro bilbaíno debutó un doce de septiembre de 1970; 73 años antes se había fundado el Real Betis Balompié, equipo que le ha dado la oportunidad de debutar en Primera a su sobrino.
Vilarchao saboreó las mieles de la máxima categoría el trece de enero de 2013 en el Benito Villamarín, cuando en la segunda mitad sustituyo a otra de las promesas de Los Bermejales, Álvaro Vadillo. No dejó indiferente a nadie y sí patente la calidad que pueden desprender sus botas. Un precioso taconazo que dejó solo a Rubén Castro ante Munúa maravilló a propios y extraños. Hasta el propio Pepe Mel, al finalizar el encuentro, declaró que el vizcaíno era uno de los fichajes de invierno.
El centrocampista, criado en Lezama y procedente del Sestao, muestra unas cualidades innatas para el tipo de fútbol que se requiere en Primera División. Su buen golpeo con la zurda y la gran técnica individual hicieron que el pasado verano varios equipos, entre ellos el Real Valladolid, se interesaran en contratar sus servicios.
Finalmente la insistencia del Real Betis Balompié y las recomendaciones de su tío hicieron que Vilarchao hiciera las maletas y pusiera rumbo a la ciudad hispalense. Apenas ha estado unos meses en el filial verdiblanco -que no termina de carburar- y tan solo dos partidos le han hecho falta para demostrar su talento y que la directiva bética lo atara.
A pesar de la lesión, hace unas semanas, al igual que hicieran con el extremo Vadillo, en Heliópolis, en una clara apuesta por la base, le renovaron el contrato, que expiraba a finales de verano, hasta 2016. La temporada que viene será jugador del primer plantel a todos los efectos.
Eder es el trigésimo tercer vasco en debutar con la camiseta verdiblanca en la máxima categoría de la liga Española. Vilarchao, con paciencia, tras su lesión, bien podría seguir los pasos de los pioneros Soladero y Martín, que debutaron en los años treinta y de otros grandes jugadores como Areso, Eusebio Río o el último en llegar, Beñat.