Álvaro Vadillo debutó con tan solo dieciséis años con el primer equipo verdiblanco y, a sus dieciocho años, es una de las grandes promesas del Real Betis Balompié en la que ya se han fijado grandes clubes como el Fútbol Club Barcelona.
Nada en este mundo sucede por casualidad… o sí. A veces la vida tiene pequeños detalles, irrelevantes, pero que no pasan desapercibidos. Una de las revelaciones del Real Betis Balompié, Álvaro Vadillo, nació justo 87 años después de que se fundara el club bético, un doce de septiembre.
Álvaro Vadillo Cifuentes (Puerto Real, doce de septiembre de 1994) es una de las jóvenes promesas salidas de Los Bermejales, adonde llegó con tan solo once años, dejando atrás su Cádiz natal y sus antiguos equipos, el Loreto y Lasalle, para intentar llegar a lo más alto en el club hispalense como ya hicieran otros míticos gaditanos como Merino, Juanito o Joaquín.
Al extremo le llegó muy pronto su oportunidad. El veintisiete de agosto de 2011, con tan solo dieciséis años, y ante el Granada, disputó su primer partido en la máxima categoría con la camiseta verdiblanca. Su notable actuación ante el conjunto nazarí hizo que tuviera continuidad con el primer equipo.
Es un jugador de banda que puede actuar tanto en la derecha como en la izquierda a pierna cambiada, donde es más habitual verle. Si a esta polivalencia le añadimos su descaro y su atrevimiento a la hora de encarar a sus defensores para ejecutar cualquier tipo de desborde, no cabe duda por qué Pepe Mel se fijó en él.
Tanto es así que el entrenador madrileño le dio la titularidad ante el todopoderoso Real Madrid de la temporada pasada, pero el destino le jugó una mala pasada. Apenas se llevaban disputados diecisiete minutos del encuentro cuando un choque fortuito con Sergio Ramos le apartó durante más de seis meses de los terrenos de juegos. Rotura del ligamento cruzado de la rodilla.
Mucho tiempo tuvo que pasar para que el joven gaditano pudiese demostrar su valía para el primer plantel bético. El día de su redebut no dejó dudas de ello. Fue en un partido de vuelta de Copa del Rey ante el Real Valladolid, cuando dio el primer gol y ayudó al tercero.
Aquel martes, el Villamarín volvió a disfrutar de la velocidad endiablada del extremo zurdo de tan solo dieciocho años. Fue salir desde el banquillo y adueñarse de la banda izquierda, volviendo loco a más de un jugador blanquivioleta. Su gran calidad técnica le permite salir en carrera con el balón controlado y es muy complicado pararlo.
Sabe salir muy bien de la presión y, como el recién llegado Dorlan Pabón, le da igual hacerlo por dentro que por fuera. Él aprovecha cada oportunidad que tiene para buscar el centro o el pase, forma en que llegó el gol de Rubén Castro en aquel partido de dieciseisavos de final ante el Pucela.
Su osadía también lo lleva a encarar a portería y probar suerte con su disparo de media distancia, otra de sus cualidades, y que en el filial le ha servido para marcar unos cuantos goles.
Su juventud y su gran talento para el fútbol han hecho que equipos como el FC Barcelona se hayan fijado en él y hayan querido hacerse con sus servicios. La grave lesión que sufrió, frenó un poco el interés de la entidad azulgrana, pero tras su vuelta a los terrenos de juego y sus buenas actuaciones, se ha reavivado este interés.
No obstante, quien quiera llevárselo de Heliópolis debe negociar su salida. Desde hace unas semanas, Álvaro Vadillo es jugador del primer equipo a todos los efectos; su cláusula es de treinta millones y lucirá el dorsal número nueve que dejó Jonathan Pereira y que no ha llevado nadie desde su marcha.