
Decía Lotina a su paso por Zorrilla hace unos meses que iba a pensar seriamente en no enfrentarse al Pucela la temporada que viene. Está claro que tras el partido de esta tarde, este deseo ha pasado a convertirse poco más que en una necesidad imperiosa por cuanto el Deportivo se está acostumbrando a ser el aliviadero donde mitiga sus penas el conjunto pucelano.
Triunfo vital en Riazor, el primero en 2010 tras más de tres de meses y tres puntos de oro que devuelven la moral a un equipo en plena lucha por la salvación. No hay mejor manera de empezar la «semana grande» en la que el Real Valladolid puede reengancharse –de sumar de tres en tres– a la pugna por evitar el descenso.
Sin margen de error, y a pesar de tener delante a uno de los equipos más rocosos de la liga, los de Onésimo dieron continuidad al cambio de actitud que muchos pedían hace tiempo y otros cuantos mailinterpretaron de forma retorcida hace no tanto. Así, los blanquivioletas fueron hoy ya ese bloque serio y disciplinado que se requiere para salvar la categoría. Sólido en defensa y rápido en ataque.
Con esa disposición, ya desde el inicio fue el Valladolid el que salió mandando cuando, a poco de comenzar el choque, Diego Costa desaprovechó una falta de entendimiento entre Lopo y Aranzubía. Si bien Justo Villar tuvo que intervenir acertadamente a un disparo de Juan Rodríguez pasado el cuarto de hora de juego, lo cierto es que el Pucela no se «arrugó» en ningún momento.
Al tercer acercamiento serio con peligro, tras un lanzamiento bombeado Borja que rozó el larguero de la portería coruñesa, Nauzet remachó a la red un buen disparo de Pedro López que no consiguió atajar en primera instancia Aranzubía.
Mermado por las ausencias de Antonio Tomás y, a última hora, de Guardado; el Depor acusó el gol psicológico del canario al borde del descanso. Tras la reanudación, aunque Lotina intentó reactivar a los suyos agotando el cupo de cambios, no se atisbó por parte local ningún síntoma de reacción.
El Valladolid hizo su partido, consciente de su ventaja, y dejó pasar lentamente los minutos. Obligado a buscar el empate, el Depor dejó muchos espacios atrás que a la contra –y de haberlos aprovechado el Pucela– hubieran «matado» definitivamente el encuentro antes de tiempo. Afortunadamente, y aunque hubiera que esperar casi al minuto 90, Haris certificó el triunfo en una contra bien conducida por Marcos.