Hace ya algo más de dos semanas que se consumó el descenso del Real Valladolid a Segunda, y desde aquel mismo momento, el propio aficionado blanquivioleta sabía que eran necesarios y que se iban a dar algunos cambios.
De estos cambios, algunos se darán en breves y serán obligados, tales como la venta de jugadores como Medunjanin y Manucho, por razones extradeportivas, o de Justo Villar, por no poder pagarse su sueldo con el presupuesto que tendremos en Segunda División.
Otros variantes, en cambio, ya se han dado por no cumplir con las expectativas, como la salida del ya ex director deportivo Roberto Olabe, debido a su incapacidad para formar un equipo en condiciones para mantenernos en Primera División.
Recordemos que el objetivo que tenían tanto Carlos Suárez como el propio Olabe era “formar un conjunto con jugadores en propiedad que se asentara de forma definitiva en Primera”.
En fin, en definitiva también hay algunos personajes que son ellos mismos los que quieren cambiar, como Nauzet. El canario tuvo hace pocos días el descaro de decir en una radio canaria, ya que está pasando sus vacaciones en sus queridas Islas, que “él era un jugador de Primera, y es en Primera donde quería quedarse”. Valiente bravuconada, Nauzet.
Teniendo en cuenta que el rendimiento del extremo diestro no ha sido espectacular, que digamos –aunque tampoco ha sido malo en absoluto-, parece una burrada que un jugador de sus características suelte semejante chulada. Si quiere irse, adelante, recordando que a enemigo que huye, puente de plata.
Eso sí, que la plata se quede en las arcas del club blanquivioletas, que si algo sobra en el Pucela, no es precisamente el dinero.
Con esto quiero decir que aquel que no quiera quedarse en Valladolid, que se marche. Una de las múltiples causas por las que ha descendido el Real Valladolid esta temporada ha sido por haber tenido una plantilla con muchos jugadores sin ningún compromiso hacia la camiseta y el escudo, y de ellos hay que librarse para recuperar la plaza en Primera.
Pero el que se vaya, que lo haga de buena manera, por la puerta de delante y con un buen acuerdo entre el propio jugador y el club. Ya vendrán otros jugadores que suden la camiseta y tengan ganas de demostrar su verdadera valía.