Poco a poco se va terminando el fundamental e importantísimo trabajo necesario en los despachos del Real Valladolid para poder empezar a formar la plantilla para la próxima temporada. Primero llegó Antonio Gómez y luego se confirmó la aparición de García Calvo.
Ahora sólo queda empezar a arreglar quiénes serán los que se dejarán la piel sobre el campo para intentar devolver al Valladolid a Primera División la próxima temporada, es decir, empezar a arreglar contratos, dejar marchar a algunos y empezar a fichar a otros. Pero, ¿son adecuadas las llegadas de García Calvo y de Antonio Gómez?
Sin duda parecen adecuados para sus respectivos puestos, o por lo menos, eso es lo que ha estimado el presidente. La confianza de Carlos Suárez en ambos es infinita, y es eso lo que le ha llevado a entregarles sus puestos a ambos a pesar de su falta de experiencia. Los aficionados parecen más o menos conformes con los nombramientos, pese a su tardanza.
Ahora son los recién incorporados los que deben superar esa falta de veteranía con mucho trabajo y saber hacer, y por supuesto, esperar que eso sea suficiente para suplir la falta de destreza.
La apuesta de Carlos Suárez es muy arriesgada, ya que si la temporada que viene fuese un fracaso, no sería difícil para sus críticos dejarle por los suelos. Desde luego, la jugada puede resultarle un arma de doble filo.
Tanto García Calvo, que ya todos conocemos y tenemos una idea de cómo es, como Antonio Gómez, que me causó una buena impresión en su primera rueda de prensa, pueden resultar muy buenas apuestas, pero si trabajan adecuadamente y ponen todo su empeño en el bien del Real Valladolid.
El buen trabajo y el esfuerzo deben de suplir a la inexperiencia en el Pucela. Si Antonio Gómez trabaja sólo la mitad de lo que sabemos que va a hacerlo García Calvo, que sabemos cómo es, podemos estar tranquilos por ambos.