Una vez terminado el Mundial de fútbol (¡¡¡campeones!!!), y los jugadores ya comienzan los entrenamientos, deben empezar a quedar claros los jugadores que se quedarán y cuáles se marcharán de Valladolid de manera definitiva. Algunos, en los casos más claros, ya han cogido la puerta. Es el caso de Medunjanin y Nivaldo, que por motivos manifiestos era más que evidente que no seguirían en el club.
Diferente es el caso de aquellos que, aunque tienen todavía contrato en vigor, no se pretende que continúen, debido a su alta ficha. Estamos hablando de jugadores como Alberto Bueno y Justo Villar. El paraguayo se encuentra actualmente de vacaciones, ya que como único representante blanquivioleta en el Mundial, empezó bastante más tarde sus días de asueto que el resto de jugadores. Y es del portero por el que quiero romper una lanza.
Justo Villar, en los años que lleva en Valladolid, ha sido siempre un estilete de seguridad, de mando y de confianza bajo palos. Bien es cierto que quizá no goce de la popularidad necesaria como para que la gente pida a gritos que se quede, pero su calidad y buen hacer en la portería están fuera de toda duda. Y a todos aquellos que se escudan en algún fallo puntual que haya podido tener para criticarle, sólo comunicarles que cuando un portero es considerado entre los diez mejores del mundo y es tan importante en su Selección, no es mera casualidad.
Pero por supuesto, para que Justo se quede lo primero que debe hacer es dar un paso al frente y, si es que él quiere, que eso no está tan claro, decir que se quedará y cumplirá su contrato. Es probable que no lo haga, pero si finalmente termina por no irse, será el primer gran fichaje de la pretemporada.