Se vuelve el Promesas de Manu Olivas desde Galicia sin puntos, a pesar de haber iniciado con una clara ventaja en el campo del Bergantiños. Un partido de más a menos con un Valladolid entregado en los primeros 20 minutos y que no supo encontrar el camino para defender una ventaja de 0-2 cosechada con una brillante primera cara y que fue perdiendo a medida que los gallegos comenzaron a sentirse más y más cómodos en su casa. Duro golpe para los blanquivioletas en un duelo en el que Alani y Arco debieron irse por molestias y en el que duelen más la sensación de indefensión final que el propio marcador de 3-2.
Dominio total del Bergantiños desde un minuto 20 en un partido en el que no se ha acabado por encontrar la vía para equilibrar el partido de nuevo para sostener la ventaja o, incluso, el empate. El Promesas ha mostrado, por tanto, dos caras muy distintas en un partido que a los visitantes se les hizo muy largo y en el que, más allá del nivel de unos y otros, sí se vio más dentro del partido al Bergantiños, que con el del Promesas ya encadena una racha de cinco partidos seguidos ganando.
Fulgor inicial y marcador a favor
Comenzó el partido con un minuto de silencio que fue preámbulo de una tempestad que iba a durar menos de lo que le hubiera gustado al Promesas, pero que sirvió para marcar una distancia clave para no sufrir en demasía con la calma que regala siempre el marcador a favor. Se plantó el Promesas a una altura de juego muy llamativa, propicia para que la defensa pisara casi línea divisoria y que las acciones del Real Valladolid se sucedieran, picando mucho por banda izquierda, con un Mario Sesé constante en la petición de balón y un Hugo San muy profundo en sus incorporaciones. La altura de juego no solo facilitó el primer tanto, sino que lo explica. Maroto, siempre buen lector de juego en esa zona, supo ver la opción del rechace en un centro demasiado ambicioso de Hugo San hacia Jorge Delgado, que el meta rival sólo pudo repeler hacia las botas del centrocampista vallisoletano. Todo en un minuto 6 de partido que veía que el Valladolid bailaba en As Eiroas a ritmo de rock and roll.
El marcador estaba ya a favor y la confianza de poder seguir unos minutos más con un control de juego fue sorprendente. El Promesas mostraba con claridad la superioridad que llegaba a tener con y sin balón, siendo muy constante en la presión llegando al segundo tercio del campo e impidiendo cualquier tímido acercamiento de los locales, pero también mezclando acciones en banda izquierda y derecha con relativa facilidad para llegarle a Canedo casi siempre con peligro, especialmente la que protagonizó Mario Sesé, escapándose desde la izquierda y cruzando demasiado un remate que acabó por salir de banda. Con ese escenario llegaría el segundo tanto, esta vez fruto del caos y de un error evidente de concentración del equipo gallego.
Tras una acción de posible falta en el pico izquierdo del área de Canedo, un balón suelto hacia la banda izquierda era aprovechado, de nuevo, por Maroto, que la centraba con fuerza superando el alcance del portero y llegando a un Xavi Moreno que esperaba con ilusión un balón raso en el segundo palo que se convirtió en el segundo tanto del Real Valladolid Promesas. Dos goles justos, que hablaban de una superioridad que, hasta ese minuto 19, fue más que clara por parte del conjunto pucelano.
La realidad es que a partir de ese minuto 20 todo fue cambiando. La precipitación del Promesas y el paso adelante claro del equipo local empezaron a tener efecto en las sensaciones de un partido que, en su primera parte, acabó muy lejos de esas primeras muestras de superioridad visitante. El Bergantiños poco a poco fue asediando la portería de un Fer Pérez que, con dificultades, logró que el marcador no se moviera, como mínimo, hasta el comienzo de la segunda mitad. En menos de 15 minutos encadenaron tres ocasiones los gallegos, incluso una intentona con espuela de Antañón que se fue por poco ante Fer Pérez.
El primero de todos, tras una falta de Alani cerca del área, castigada con amarilla y reclamada con insistencia por los locales por poder ser penal, que en dos tiempos resolvió el portero del Valladolid. Ese paso adelante del Bergantiños fue clave para ver uno de los puntos débiles de un Promesas que, fruto de las prisas, se acelera más de la cuenta y le pierde la calma al partido incluso con un marcador a favor muy evidente. Acabó más cerca del gol el Bergantiños que el Pucela en ese final de la primera mitad, que el árbitro llevó hasta los 48′ tras aportar tres minutos más de añadido.
Segunda parte de pasos atrás, asedio local… y empate
Con un cambio en los 22 de inicio salieron al campo ambos equipos, con Fito Rodríguez entrando al campo por Currás por parte del Bergantiños. Sin cambios en el Promesas, la intención fue aprovechar esa tendencia del Bergantiños para ser más pacientes y tratar de encontrar la espalda del equipo gallego en banda, haciéndole daño a los laterales y buscando que Mario Sesé y Xavi Moreno ganaran en importancia. Pero los locales seguían en esa premisa de incomodar, no renunciar a la pelota y al ataque, a pesar de los acercamientos tímidos del Pucela a través de la osadía de Xavi Moreno en banda derecha y la presencia de Jorge Delgado. Aun así, siempre con la sensación de que habían perdido la claridad con la que jugaron en los minutos finales y muy hundidos en el área de Fer Pérez, que vio como en varias ocasiones sus centrales debían recurrir a despejes largos para ahuyentar el peligro de manera clara.
Le cuesta al Valladolid progresar con la misma facilidad a partir de esa tendencia local y acusa intentarlo de más en largo, viéndose incapaz de progresar. En esos minutos de zozobra, el Promesas quiso hacerse más presente en la banda derecha de Xavi Moreno gracias a su velocidad, mucho más activo y con facilidad para avanzar metros, aunque sin opción de generar peligro.
Una acción desde la derecha del Bergantiños la pudo remachar Pachón con facilidad y fue el preámbulo de la acción que acabó con el gol local. El propio Pachón, desde la frontal, quiso sorprender a Fer Pérez con un disparo que hubiera sido detenido por el meta del Promesas de no ser por Arco, que sin querer desvió un balón que acabó por entrar en la portería del Promesas. Un 1-2 que daba alas a los locales e incomodaba a un Valladolid bastante inferior en la presión y en el control.
Poca actividad de un mediocampo que, aún más tras la salida de Alani por lesión (sustituido por Ivorra), acabó por ceder el esférico a los locales y a hundirse aún más en su propio campo. Con un Promesas comprometido pero falto de energías, Kensly Vázquez fue el autor de un gol definitivo que acabó por arruinar la ventaja a un filial que en el 87′ vio cómo el marcador volvía a poner igualdad entre locales y visitantes. Un remate con gran superioridad física, justo después de unos cambios en el conjunto visitante que no tuvieron tiempo de darle un poco de aire a un equipo blanquivioleta demasiado violentado por la insistencia y contundencia del Bergantiños y que apenas lograron asentarse en un partido con más sufrimiento que claridad en el desempeño del Promesas.
El final del partido acabó premiando precisamente al Bergantiños y a Pachón, jugador al que Arco se lo negó en este primer intento de acortar distancias, con un golazo de chilena en el área de Fer Pérez y que logró cobrar una ventaja clave en el tiempo de descuento que no iba a dar tiempo al Promesas para la reacción. Una reacción que parecía compleja incluso por las sensaciones mostradas.