A Gilberto le perseguía el destino. Cuando debutó en 1974, lo hizo en el Real Club Deportivo España. Una revelación de dónde acabaría por mostrar gran parte de su talento como futbolista, a pesar de que su pasaporte indicara que había nacido en Honduras. Natural de San Pedro Sula, Gilberto Jerónimo Yearwood fue un talento como pocos hubo en su país de origen. Internacional con Honduras y mundialista (cómo no, en España 1982), su talento pudo verse a lo largo de los años en diversos destinos en nuestro fútbol, entre ellos, en el Real Valladolid.
Precoz a la hora de debutar como profesional, Gilberto Yearwood destacaba como un defensa líbero, algo que hoy casi podríamos entender como un mediocentro posicional o defensivo. Su clase y elegancia para jugar el balón le hubieran llevado en el fútbol actual a actuar más adelantado y, sobre todo, tomar cierto peso en el liderazgo del equipo desde la medular. Capaz de dirigir el juego desde la base y con un punto de valentía en sus incorporaciones, Gilberto era un jugador temido por su capacidad para generar peligro con la potencia de sus disparos a portería.
Pero esa no fue su primera parada en España. Gilberto ya había jugado en el Elche, equipo donde debutaría en la liga española justo antes de descender esa misma temporada. Al conjunto ilicitano llegó en 1977 y pasó allí sus primeros tres temporadas y media. Hay quien dice, incluso, que fue el propio Gilberto quien propició que el Real Valladolid se fijara en él… marcándole un golazo. En un partido en Zorrilla que quedaría 2-2 entre el conjunto pucelano y el Elche, Gilberto logró captar la atención de todos con un zapatazo lejano que acabaría en la red de Llácer. Un gol que enmudeció a un estadio que pocos meses después corearía su nombre.
A mitad de esa campaña en Segunda División, el equipo pucelano quiso hacerse con sus servicios y contar con el líbero que les había hecho un gol de tanta calidad. Firmó para jugar con la blanquivioleta y lo hizo en el José Zorrilla (en el viejo y en el nuevo) hasta 1983. Entre medias, un Mundial jugado con su país natal, Honduras (el único hasta ahora que ha disputado el conjunto hondureño), 64 partidos con la camiseta albivioleta y siete tantos para el equipo vallisoletano. Pero si hay un gol por el que será siempre recordado es por el que logró marcarle al Barcelona en abril de 1981.
En el partido entre Valladolid y Barça en el Camp Nou, logró empatar con un tremendo golazo con la diestra que hizo tambalear la portería de Artola tras recibir en la frontal una pared con un compañero blanquivioleta. Aunque Ramírez volvería a marcar y el Pucela perdió ese partido, el golpeo con la diestra de Gilberto es recordado hoy como uno de los más impresionantes vividos en el feudo azulgrana y fue capaz de repetirlo en alguna ocasión más, convirtiéndose en una de las bestias negras del conjunto azulgrana cada vez que jugó contra el Real Valladolid.
Tras salir de Valladolid, seguiría en el fútbol español varios años, pasando por Tenerife, Celta de Vigo y Elche, equipo que le acogió en España y que le despediría en 1986, cuando decidió volver a Honduras para jugar en el Olimpia y en el Motagua antes de retirarse en el año 1994. Ganador de la liga de Honduras en cinco ocasiones, Gilberto es uno de los jugadores de fútbol más importantes de la historia de su país y una figura inolvidable de todas las que llegaron a vestir la camiseta blanquivioleta.