Claudio Giráldez ha demostrado ser uno de esos entrenadores que, como la levadura, consigue hacer crecer al equipo en relativamente poco tiempo. El proyecto del Celta de Vigo, próximo rival del Valladolid en LaLiga, tiene un futuro prometedor bajo el mando del entrenador de Porriño, no sólo por las piezas que parece estar sacando a la luz desde la cantera, sino también por su capacidad para sacar ventaja táctica ante todo tipo de rivales con su idea de juego.
Un marco competitivo que ha hecho que el Celta, hace no tanto metido en la guerra de la permanencia, pueda pensar incluso en Europa. Un mérito enorme de un Giráldez que, a base de apuesta en la cantera, una base táctica estable (y acorde a los mimbres) y una idea de juego que ha comprado la plantilla al completo, está consiguiendo resultados óptimos. Ese rival es el que visitará Zorrilla el próximo sábado.
Así juega este Celta de Vigo
El equipo de Claudio Giráldez se asienta en una serie de máximas que argumentan sus buenos resultados y su competitividad para mirar a Europa. Primando ese dibujo de 1-3-4-3 (en juego, más un 1-3-4-2-1), el Celta intenta siempre establecer diversos escalones entre sus futbolistas, facilitando que siempre haya compañeros para solventar la asociación y no se frene la capacidad para progresar. En la temporada, no obstante, Giráldez no ha querido casarse siempre con un dibujo y ha probado hasta tres formaciones diferentes, aunque casi de manera circunstancial.
Por un lado, destaca la tendencia a no dar un balón por perdido y fomentar la presión, tratando siempre de recuperar y minimizar el rango de actuación de la defensa a la hora de recuperar, elevando la línea de la zaga para facilitar esos saltos tras pérdida. Por otro, esa voluntad de llegar a portería por medio de sus bandas bien abiertas, casi puñales en profundidad faciliten los espacios por dentro que sirvan para asociarse, buscar el hueco y obtener oportunidades desde primera o segunda línea.
En la portería, Guaita es el amo del calabozo. Muy difícil sorprender a un portero que esta temporada se ha hecho con la meta celeste con relativa facilidad, con experiencia contrastada y con grandes garantías, siendo el décimo clasificado en cuanto a porteros menos goleados de LaLiga (coeficiente de 1.39), por delante de porteros como Sergio Herrera, Diego Conde o Joan García.
En defensa, la línea de tres pretende dar una cobertura defensiva saludable a una premisa más bien ofensiva, en la que los laterales o carrileros son más bien llegadores y su apoyo, aunque clave, tiende a ser secundario. Con Starfelt, Javi Rodríguez y Marcos Alonso, Giráldez consigue estabilizar la experiencia con la juventud, además de facilitar una gran capacidad para salir con el balón jugado en corto (enlazando con los pivotes), e incluso la búsqueda del jugador alejado (Marcos Alonso es un especialista). En muchas situaciones, no es extraño ver que el propio Alonso, en incursiones ofensivas, complementa la nómina asociativa en zona de tres cuartos, probando incluso suerte desde lejos.
En el centro del campo destaca esa pareja de pivotes que, durante la temporada, han ido dando razones para la apuesta por sus perfiles. Ilaix Moriba, expeditivo, con capacidad para repetir esfuerzos y desenvolverse entre líneas, está encontrando una nueva oportunidad de brillar tras varias etapas convulsas. A su lado, Fran Beltrán, uno de esos talentos sobresalientes y a la vez intermitentes, pero en una de sus mejores etapas (casualidad o no, con Giráldez) más llamativas en cuanto a rendimiento. Con añadidos como el de Damián en esa zona, dotado también para asomarse a la frontal, el Celta tiene producción, seguridad, apoyos para la salida y criterio para jugar hacia adelante, sabiendo que el enlace, por dentro y por fuera, suele estar asegurado.
En las bandas, la profundidad es clave. Y la apertura, también. Es una gozada ver lo que aportan por fuera jugadores como Mingueza, (en un valle de rendimiento pero que empezó como un tiro), Hugo Álvarez, Carreira, Cervi o el propio Marcos Alonso. En ese perfil más ofensivo, son balas para tratar de atraer e incomodar a la defensa desde los perfiles, siendo claves a la hora de generar espacios en los que los extremos, casi siempre hacia dentro, generen opciones entre líneas. Por delante, siempre jugadores que se sientan cómodos en esa doble vía, para intercambiarse por fuera o para ofrecerse en circulación o sumar por dentro, donde Giráldez tiene muchas opciones con muchos matices, como Aspas, Iker Losada, Pablo Durán, Williot, Cervi, Alfon o el prometedor Fer López, a veces utilizado en alguno de los dos perfiles, sobre todo por dentro.
Arriba la apuesta depende de lo que sea la defensa rival y lo que pretenda por el momento del partido. Con movilidad, pero con la necesidad de atraer y controlar defensas, un especialista como Borja Iglesias, que suma cayendo a banda para apoyar, pero que sobre todo contribuye más dentro del área. En un perfil más móvil, ya entran las opciones de Aspas, Pablo Durán o el propio Williot, flexible en su contribución ofensiva por su velocidad y su capacidad para intimidar a la espalda de la zaga.
La cantera, pieza clave
Muchas piezas de este Celta tan competitivo han jugado más partidos en cantera que en la élite. Algunos, como el ya nombrado Fer López, apenas han tenido recorrido en el circuito profesional. A pesar de eso, la apuesta de Giráldez por la cantera (y el conocimiento de esta), asegura un futuro más que interesante para un Celta que quiere acentuar la presencia de jóvenes en su horizonte, con opciones muy interesantes.
Jugadores como Hugo Álvarez, Hugo Sotelo, Damián, Yoel Lago, Javi Rodríguez, Pablo Durán, Fer López o el propio Alfon González, han ido saliendo de la cantera del equipo de Balaídos para ir cogiendo vuelo e importancia en el día a día del equipo gallego. A la espera de debut también Tincho, defensor que puede ser tenido en cuenta en breve y que está en dinámica del primer equipo. Entre todos los citados, suman 69 partidos como titulares, doce goles y ocho asistencias en todas las competiciones. Una contribución nada despreciable para un equipo de Primera División.
Iago Aspas, líder incombustible
Aunque dejando a un lado el delantero letal que representó su figura en los últimos años, este Iago Aspas sigue siendo clave para el Celta. En una temporada menos regular y en la que las lesiones han vuelto a interrumpir su despliegue, Iago Aspas es el máximo goleador del equipo y alma identitaria de un Celta de Vigo que necesita, sobre todo, la guía de un hombre como el de Moaña.
Asentado en su rol de capitán, presente o no en el césped, sus goles cobran hoy, si cabe, menos importancia que su ejemplo. En un Celta repleto de niños que juegan a ser profesionales de Primera División, sus consejos y su capacidad para echarse el equipo a la espalda es un acicate clave para meter a los muchachos en la siempre compleja búsqueda de concentración plena. Un ejemplo futbolístico que empieza a ver el ocaso de su carrera (son 38 años ya los que cumplirá en agosto) pero al que como líder le puede quedar cuerda para rato.