Tendemos siempre a pensar que una llegada trae ilusión por la capacidad que tiene lo nuevo de infundir nuevos retos, expectativas y, sobre todo, renovadas esperanzas. En el caso de uno de los fichajes invernales del Real Valladolid, aunque sea un préstamo desde Alemania, la llegada de Florian Grillitsch es un ejemplo perfecto para argumentar esa ilusión en torno a la novedad.
Y eso que el centrocampista no ha estado bien esta última temporada, en un trance llamativo entre las lesiones y una supuesta discordia con el staff del Hoffenheim. A pesar de todo, Valladolid ha acogido esta llegada como un aliciente extraordinario para creer en una mejora colectiva, siendo el internacional austriaco un elemento de mucho nivel para una plantilla corta en talento diferencial para la disputa de cualquier objetivo en LaLiga.
Es por eso por lo que su figura representa esa esperanza. Su perfil como futbolista tiene gran parte de lo que necesita este Valladolid para crecer en el campo. Calidad en la entrega, físico para los duelos, posicionamiento para el repliegue y el ataque conjunto… Grillitsch es un especialista del equilibrio, que ha sido capaz a lo largo de su carrera de sumar con su capacidad en varios roles en el césped. Desde la manida posición como centrocampista de contención hasta el puesto de mediapunta, donde es menos prolijo, Grillitsch ha sido también central e interior, facilitando que Álvaro Rubio, ahora al timón del primer equipo, pueda disponer del austriaco donde mejor crea que puede aportar.
Aunque, lejos de buscar experimentos, la sensación es que Grillitsch pueda sumar donde su efecto pueda ser más notorio, por lo que el mediocampo le espera como agua de mayo. Los retos futuros del Real Valladolid, aun sabiendo que el objetivo de la salvación es de una incerteza notable y de una dificultad alarmante, exigen subir el nivel productivo y defensivo. Un jugador con el pie del nuevo ‘8’ blanquivioleta debe ser uno de los que impulsen esa capacidad para salir jugando con balón y favorecer un mayor orden táctico a la hora de defender.
Calidad en las acciones
Eso es precisamente lo que se espera de un futbolista como Grillitsch, aunque de momento haya podido demostrar poco más que su clase con el balón en los pies, tirando ya un par de caños haciendo ver que, al menos de calidad en las filigranas, va bastante sobrado. Queda ver si el esfuerzo defensivo necesario pueda ser respondido de manera rotunda por el austriaco, especialmente a nivel físico, ya que este equipo sufre demasiado en defensa y el repliegue rápido suele incomodar y hacer poco efectivo el trabajo de la defensa, por no ser precisamente reactiva (especialmente tras la salida de Boyomo o Juma, ejemplos claros de defensores de corrección que el club ha dejado salir en los mercados estival e invernal respectivamente).
El orden no siempre consigue sofocar el desequilibrio, pero sí es un primer paso para entender qué roles pueden desempeñar Grillitsch o Nikitscher, fundamentales para frenar esa acometida rival y pretender que la defensa consiga repeler los ataques con mayor eficiencia, además de poder tener un punto de apoyo muy valioso para escalar en la salida de balón, también muy herida tras la despedida a Lucas Rosa.
Nadie tiene claro al 100% si este Valladolid puede salvarse, pero siendo necesario plantear batalla hasta el final, contar con perfiles como el de Grillitsch, experimentado y con una clara vocación de dominio en el centro del campo, a nivel defensivo y productivo, puede ser una buena razón para confiar en que sus habilidades puedan potenciar las escasas virtudes hasta ahora vistas en el conjunto blanquivioleta. Con la presión de la exigencia y la necesidad del club en manos del actual staff y de la actual plantilla, exigirle a Grillitsch, por su experiencia y calidad, ser un punto de referencia clave en este equipo no parece ser pedir demasiado. O no debería serlo.