El Real Valladolid pierde una ocasión de oro dejando marchar su ventaja ante un Granada que supo leer las debilidades del juego de los locales y remontar en una segunda parte para olvidar

El Real Valladolid perdió por uno a dos ante el Granada CF el encuentro correspondiente a la jornada 30 de LaLiga. El conjunto local no supo quedarse con los tres puntos en el José Zorrilla, en un partido que comenzó de manera muy correcta para los locales, con un plan efectivo que les llevó a sorprender al Granada. El equipo andaluz no se sintió cómodo hasta bien entrada la segunda mitad, que supuso el renacer de los de Diego Martínez a merced de los errores y la falta de capacidad de los de Sergio González. Tres puntos que se desvanecen de nuevo cuando se estaban saboreando y que marcan con más gravedad las urgencias que tiene en el equipo blanquivioleta de cara al objetivo de quedarse un año más en LaLiga.
Para el duelo ante los nazaríes, Sergio González optó por recibirlos con el clásico 1-4-4-2, con Masip bajo los palos, Janko, Bruno, Javi Sánchez y Olaza en la zaga, Toni Villa, Roque Mesa, Alcaraz y Orellana en la línea de centrocampistas y con Guardiola y Kodro por delante para las tareas ofensivas. El Granada comenzó con un once con bajas importantes, como se anunciaba ya desde la previa, con un 1-4-2-3-1, con Rui Silva en portería, Foulquier, Germán, Vallejo y Quini en línea defensiva, Gonalons y Eteki en el doble pivote, con Machís, Fede Vico y Puertas por delante y la referencia ofensiva de Jorge Molina. Un duelo con menos ausentes de lo esperado y con alguna pieza esperable de inicio a la espera en el banquillo.
La primera parte quiso mostrar la cara más táctica de dos equipos que confían en su planteamiento para llevarse la ventaja. Los primeros minutos del partido hicieron ver la tremenda igualdad de los dos conjuntos, en los que el equipo local supo tener la paciencia para esperar a ver los espacios que aprovechar y en los que el visitante mostró que su intención no era jugar con el marcador. Ambos equipos mostraron levemente los dientes en las áreas, aunque con poca intensidad, que supuso que Rui Silva y Masip tuvieran que estar más atentos pero no sobresalientes. Machís dejaba de vez en cuando muestras de su tremenda calidad, bien en carrera bien en entrega, buscando siempre un desequilibrio que lograría ante Toni y Janko en no pocas ocasiones. Quizá fue el destacado de una primera parte que se planteaba más igualada y tranquila de lo esperado.
Sólo cuando se rozaban los cuarenta minutos de juego, Roque Mesa lograba sacar una falta en torno a la línea de separación de medio campo. El canario sacó rápido hacia la banda diestra, donde Janko y Toni conectaron para situarse rápidamente en campo rival. Toni vio bien situado a Orellana que, a pesar de tener pase por delante, optó por darlo hacia atrás, dejando pasar el balón en la frontal para que lo recibiera Kodro, que lejos de rematar de primeras, intentó un recorte en el área que propició un gesto poco afortunado de Vallejo que se señaló correctamente como penalti por Del Cerro Grande. Por el gesto o por tradición, fue Orellana quien supo engañar a Rui Silva y convertir el gol desde los once metros. Un tanto que parecía dar alegría a equipo y afición para encarar el vestuario, pero que enturbió de algún modo la lesión del central local Javi Sánchez, que tenía que abandonar el partido por hacerse daño tras un despeje en el descanso.
Cuando se esperaba un único cambio, por la lesión del ex jugador madridista relevado por Miguel Rubio, el Granada buscó mover el banquillo, cambiando a Eteki y haciendo ingresar a uno de los teóricos titulares del conjunto andaluz, Yangel Herrera, buscando algo más de creatividad en el centro de campo y, seguramente, buscarle las cosquillas al Real Valladolid.
En la segunda mitad, ambos equipos volvieron al césped con diferentes intenciones. Los de Sergio querían guardar para mañana, como la hormiga, los de Diego Martínez querían dejarlo todo por estos tres puntos, como la cigarra. El Granada fue acomodándose al partido, sin cambiar el rumbo ni querer precipitar las cosas. El equipo pucelano, por su parte, trataba de no perder la compostura, intentando llevar el peso del partido a través de Roque Mesa y Alcaraz, buscando las ideas de un Orellana especialmente entonado en labores creativas.
Así como lo haría uno de los replicantes de Blade Runner, el Real Valladolid de Sergio González supo copiar algunas de las características fundamentales del Granada para no dejar de mirar a la cara del rival. Presión, intensidad en el robo, concentración, contras rápidas y temple en transición defensiva. El Valladolid dejó claras sus necesidades como hacía tiempo que no se veía… al menos por unos minutos.
Cuando se cumplía la hora de partido, Sergio y Diego Martínez se pusieron de acuerdo para mover los equipos. Luis Suárez motivaba con su entrada un cambio de dibujo de los nazaríes hacia el 1-4-4-2, mientras que Hervías entraba al campo por Toni, tratando de añadir opciones en banda diestra para frenar las acometidas de Darwin Machís, el más activo del Granada también en la segunda parte. Veinte minutos le faltaban al partido cuando Kenan Kodro a punto estuvo de marcar, mandando un balón al larguero que hubiera dado mucha tranquilidad a la parroquia pucelana. Otra ocasión errada que viviría, poco después, un giro dramático. Tras una contra infructuosa del Valladolid y un error en el despeje de Bruno, una jugada desafortunada en la que Masip no pudo atrapar, dejaba un balón franco para marcar en situación de fuera de juego. Avisaba el Granada pero seguiría el uno a cero. Al menos por unos minutos.
Se hacía patente la presencia del Granada en zonas peligrosas y su insistencia con Puertas en banda diestra. En una jugada en la que Foulquier consigue llegar a línea de fondo, buscó con un centro raso a un Jorge Molina que pocas veces perdona en una situación tan ventajosa. El Valladolid perdía la ventaja, de nuevo, en la recta final del partido y tras errores defensivos que condenan la escasa ventaja que había podido lograr el equipo local. El frente a frente de ambos equipos, aunque parejo, evidenció las diferencias en cuanto a capacidad de llevar a cabo un modelo tan exigente en el apartado físico. En el ochenta y cinco, el lateral zurdo, Quini, recibía un balón en el pico del área y aprovechando su condición de diestro, no tiró a la basura la opción de romper la red y ponerse por delante del marcador con un disparo tremendo. El Valladolid sufría más de la cuenta y el cambio de dibujo tras la entrada de Nacho que, sin ser decisiva, sí daba muestras de la inseguridad del equipo a la hora de encarar esos minutos finales ante los regates de Machís y el hambre de Luis Suárez. Los nazaríes pudieron incluso marcar alguno más, haciendo suyos los huecos dejados por los pucelanos que, ya obligados a un último esfuerzo para buscar el empate, se entregaron a jugar en zonas adelantadas dejando mucho espacio a la espalda. En la última, Masip subió para tratar de añadir más épica al asunto, pero no daba para más…
Un partido que deja a los locales con 27 puntos y a los visitantes con 39. Un partido en el que los de Diego Martínez tenían mucho que perder en forma de lesión para la vuelta de la gesta de la Europa League en Old Trafford y que lograron llevarse aprovechando las ocasiones que tuvieron en la segunda mitad y, sobre todo, de la inseguridad mostrada por el equipo vallisoletano en unos minutos que ya se han convertido en malditos para los de Sergio. El Granada garantiza, si no lo había hecho ya, su presencia en LaLiga, mientras que el Real Valladolid parece hundirse un poco más en el fango del descenso. De los partidos que quedan depende que se sepa competir durante todo el partido o que, como en muchos de estos encuentros, LaLiga se pueda escapar en la recta final.