El futbolista neerlandés ha encontrado esta campaña una libertad parecida a la que tenía en el Ajax y se ha adaptado a un nuevo rol que le ha permitido evolucionar

En la temporada 2018/19, un Ajax con espíritu joven trató de conquistar Europa. Terminaron invictos la fase de grupos de la Champions League, donde se enfrentaron a Bayern de Múnich, Benfica y AEK Atenas. En las rondas eliminatorias se llevaron por delante al Real Madrid –con aquel 1-4 en el Santiago Bernabéu— y a la Juventus, y a punto estuvieron de colarse en la final de no ser porque Lucas Moura anotó un hat-trick en el Johan Cruyff Arena para remontar el partido y empatar el resultado global. Los Spurs lograron sacarlos de la competición por el número de goles anotados fuera de casa.
Pese a no lograr su objetivo, los neerlandeses encandilaron a todo el mundo del fútbol con su desorden ordenado y los grandes clubes miraban bajo lupa a esos futbolistas jóvenes y descarados que volvieron a hacer del Ajax un serio candidato para ser campeón de Europa.
Uno de los motores de ese equipo era Frenkie de Jong, encargado de llevar la batuta, repartir el juego y superar desde atrás la presión rival, aunque no llegaba a ser un centrocampista con mucha presencia cerca del área rival – anotó tres goles y dio cuatro asistencias en un total de 52 encuentros en todas las competiciones -. El FC Barcelona vio en él un futbolista de rendimiento inmediato y con una previsión de cara al futuro. Su primera temporada en Can Barça no fue del todo brillante. Aunque dejó destellos de lo que puede llegar a dar, parecía encorsetado, cohibido. A esto se le sumó la mala situación del conjunto azulgrana de la temporada pasada.
Durante la etapa de reconstrucción de Koeman, el Barça está buscando renovar su identidad y recuperar esa filosofía ‘cruyffista’. El pasado verano llegaron nuevas incorporaciones jóvenes para iniciar un nuevo proyecto con vistas al futuro, como Trincao, Dest o Pedri, que finalizó la cesión con Las Palmas y se hizo un hueco en el primer equipo azulgrana. En esta fase de transición, De Jong parece haber encontrado su sitio. Sin una posición fija, Frenkie ha encontrado una mayor libertad y se ha reencontrado con el jugador que era en el Ajax, aunque más maduro y con diferentes quehaceres dentro del campo, añadidos a los que ya hacía anteriormente. Ha actuado como mediocentro, como pivote defensivo e incluso como tercer central, donde ejerce como una especie de líbero.
A pesar de que su posición parta desde una zona retrasada, su rol es ofensivo. Su función principal es organizar la salida de balón, del mismo modo que hacía también en el Ajax, pero también es capaz de ofrecer un nuevo servicio que le está abriendo muchas puertas al Barça: la capacidad de aparecer. Aprovecha esa posición retrasada desde la que empieza y la libertad que tiene ofensivamente para sorprender a la defensa rival y generar silenciosamente ocasiones de peligro, por lo que tiene mayor presencia cerca de la portería que en temporadas anteriores y este curso suma hasta el momento seis tantos y seis asistencias en todas las competiciones.
Por tanto, se encuentra presente durante todo el desarrollo de la mayoría de las acciones combinativas de su equipo, aparece y desaparece en el momento y en el lugar preciso y abarca grandes zonas del terreno de juego, algo que demuestra su mapa de calora lo largo de la temporada, que, como se puede comprobar en la imagen de debajo, cubre el campo casi en su totalidad.
Asimismo, debido a su protagonismo en la salida de balón y a su posterior acompañamiento en la elaboración de la jugada, es el futbolista con más pases completados de toda la liga, con 1.952 pases exitosos de un total de 2.129 intentados y un porcentaje de aciertos del 91.69%. Sin duda, Frenkie de Jong es una de las piezas claves del FC Barcelona de Ronald Koeman, el futbolista ha dado un paso al frente, ahora tiene más presencia y ha sabido adaptarse a una nueva situación para reencontrarse con esa libertad que necesita para ser él mismo.
El conjunto culé, que aunque no haya logrado firmar una gran campaña parece estar cada vez más en forma, se enfrenta el próximo lunes a un Real Valladolid que afronta el tramo final de La Liga Santander fuera de los puestos de descenso, pero necesitado de puntos ya que mira de reojo al abismo como un trapecista sobre la cuerda floja que en cualquier momento puede caer. Los de Sergio González deberán estar atentos a los pasos de De Jong, entre el resto de armas del Barça, para intentar marcharse del Camp Nou con algún punto bajo el brazo que les ayude a mantenerse en la máxima categoría del fútbol español una vez más.