La derrota por dos a cuatro ante el Levante pone fin a la aventura copera del Real Valladolid

En este deporte existen partidos de todo tipo: aquellos que ganas sin merecer; los que hacen justicia a lo visto en el campo; otros que te aburren, aunque al final acabas ganando; y los que te entretienen, pero no son suficiente para lograr la victoria. Este primer encuentro de octavos de final de la Copa del Rey entre Real Valladolid y Levante tuvo esta última tónica. Un ejemplo claro de cómo un partido se convierte en llamativo por tres acciones concretas que condenan el marcador y obligan al equipo a subirse al ataque para levantarlo.
Las rotaciones de ambos equipos eran notorias respecto al duelo de liga del fin de semana, pero eso no supuso que el comienzo de partido fuera flojo.
A los trece minutos, Toni Villa marcaba el primer gol de la tarde colándose entre los centrales, tras un gran pase al hueco de Kike Pérez, y encarrilaba el choque. Los de Paco López no tardaron en contestar, primero con un remate al palo de Malsa cuatro minutos después del 1-0 y luego un remate detenido por Roberto -uno de los mejores de su equipo pese al abultado resultado-.
En el 23’, el macedonio Enis Bardhi convirtió una falta desde la frontal pasando el balón por debajo de la barrera, un fallo muy poco común hoy en día, en la que el guardameta pucelano se quedó inmóvil. Después, cuando ya la primera parte finalizaba, Mickaël Malsa aprovechó un pase flojo de Villarrasa a su portero y dejaba sentado a Roberto para endosar el segundo.
Tras el paso por vestuarios surgieron los cambios: Alcaraz entraba por Joaquín y Bardhi por Radoja. Como a los pocos minutos, en el 58’ para ser exactos, el Levante anotaba su tercera diana en un rechace de Roberto, Sergio utilizó sus mayores armas para intentar la épica: entraron al campo Guardiola, Orellana y Weissman, y los dos últimos fabricaron el segundo gol de los blanquivioletas apenas un minuto después de salir al campo, así que Paco López reaccionó con el 2-3 en el electrónico y dio entrada a Morales y Dani Gómez en busca de la sentencia.
Finalmente, el truco les funcionó solamente a los valencianos, un penalti de Alcaraz supuso que Morales abultase el marcador tras una larga espera de revisión en el VAR y lo dejase así en un 2-4 que ya no se movería hasta el final. Un encuentro que, pese a que suponga un adiós a una competición en la que se podía haber llegado más lejos, dejó buenas actuaciones a nivel ofensivo del Real Valladolid, lástima que tuvieran que ser como respuesta a las actuaciones defensivas que condenaron el partido.