Su etapa en Real Valladolid acabó con una asistencia al Elche en el Martínez Valero que significó la eliminación del conjunto pucelano en el play-off de ascenso

Corría el año 2010 y el Real Valladolid buscaba formar un equipo fuerte, sólido y competitivo para retornar a la primera división española tras su descenso en la temporada anterior. El vestuario de ese año se componía de bastantes nombres de peso como Álvaro Rubio, Óscar González, Javi Guerra, Sisi, Nauzet Alemán, Pedro López…
En el eje de la zaga fueron protagonistas Marc Valiente, Juanito, Jesús Rueda y Jordi Figueras, que llegó del Rubin Kazan. Ese año, los blanquivioletas se postulaban como uno de los favoritos al ascenso. La temporada de Jordi fue medianamente buena. Sin embargo, el equipo sufrió diferentes altibajos que llevaron a destituir al entrenador que comenzó la temporada, Antonio Gómez. Para solucionar estos inconvenientes, el nuevo inquilino del banquillo fue Abel Resino, quien consiguió meter finalmente al Pucela en el play-off de ascenso.
En cambio, el sueño se acabó en semifinales ante el Elche. Tras un partido de ida muy disputado, en el que se llevaron la victoria por la mínima (1-0), los pupilos de Abel Resino viajaron a Alicante para intentar cerrar la eliminatoria. Y aquí es donde entra la gran acción por la que Jordi Figueras es recordado en Valladolid. Los blanquivioletas perdían 2-1 tras adelantarse en el marcador.
Fue en el minuto 57, cuando una contra del equipo franjiverde acabó por matar al Real Valladolid. Centro lateral raso al punto de penalti que iba bastante fácil para que Javi Jiménez, portero del Pucela por aquel entonces, la atajara, pero Jordi Figueras, en un magnífico movimiento de defensa central convertido en delantero centro rival, se la roba en sus narices para dejar el balón a placer a Ángel Rodríguez y que pusiera el 3-1 en el marcador. Supuso un golpe anímico mortal del que los vallisoletanos no se repondrían. Esta acción empañó por completo su temporada y se marcharía de tierras vallisoletanas con este recuerdo tan amargo.
Tras volver al Rubin Kazan, los rusos le cederían al Rayo Vallecano, al cual volvería un año después tras fichar en propiedad por el Brujas, que les volvería a dejar en préstamo al defensor. Finaliza esta segunda temporada como cedido en el club madrileño, el jugador fichó en propiedad por el Real Betis, donde estuvo tres años.
En el primero, volvería a ser protagonista para el Real Valladolid, ya en Primera. A él se enfrentaba en la penúltima jornada, en la que los verdiblancos, que acabaron ganando 4-3, ya estaban descendidos y los blanquivioletas se jugaban depender de si mismos en el último partido ante el Granada. Jordi Figueras no jugó por lesión, pero varios años despué, fue llamado a declarar por un presunto amaño de partidos, donde se acusaba a la plantilla del Real Betis de recibir una prima por parte del Osasuna para ganar al Real Valladolid.
Finalizada su etapa en el Real Betis, se marchó a Turquía a probar suerte en el Eskisehirspor. Solo duró una temporada. Su aventura prosiguió al año siguiente en Alemania, donde jugaría en la segunda división con el Karlsruher SC. Una vez más, su estancia allí fue de tan solo un año y puso rumbo a la India para enfundarse la camiseta del ATK. No conforme con sus experiencias en el extranjero, donde solo aguantó un año en cada club, volvió a España y firmó por el Real Racing en 2018. A día de hoy permanece en Santander, jugando en Segunda B con el objetivo de retornar a Segunda.