El chileno, que ha jugado todos los minutos en Liga desde que llegó al equipo, es el principal responsable de la nueva disposición del equipo de Sergio González

Fueron muchos los momentos durante la temporada pasada en los que la afición del José Zorrilla pedía un cambio en la disposición de los jugadores. Ante la escasa efectividad cuando se jugaba con dos delanteros, muchos apostaban y reclamaban a Sergio González que apostara por un nuevo sistema, situar a un futbolista entre los delanteros y el mediocampo.
La llegada en el mercado invernal de Ben Arfa daba pie a que se pensara que el técnico catalán por fin iba a probar este nuevo sistema, pero la baja forma del futbolista llevó a Sergio a reafirmar el uso del 4-4-2, un sistema que se ha convertido en seña de identidad del el Real Valladolid.
No obstante, todo ha cambiado desde que Fabián Orellana aterrizó en tierras castellanas. El chileno y su clase futbolística ha llevado a Sergio a modificar su plan de ruta y apostar por un nuevo sistema, el 4-2-3-1. Esta disposición en el campo parece haber llegado para quedarse, al menos eso dan a entender las estadísticas. Y es que, Orellana ha sido, junto a Bruno, el único futbolista de los recién llegados en disputar todos los minutos de juego en la Liga.
180 son los minutos que han hecho falta para que el chileno se haya convertido rápidamente en un factor clave en el ataque blanquivioleta. Para contextualizar la importancia del futbolista en el juego, por sus pies ha pasado 81 veces el balón en los dos primeros partidos. Así, es el tercer jugador del equipo que más veces toca la pelota, solo por detrás de Bruno y Nacho.
La influencia de Orellana en el juego albivioleta ha comenzado a verse. Desahogando el mediocampo, mediante constantes ofrecimientos como salida del balón para posteriormente buscar a los hombres más adelantados. Su efectividad en el juego es evidente, y es que en los dos partidos no ha bajado del 65% de acierto en pases (79% ante la Real Sociedad y 65% ante el Betis).
Y es cierto que la posición original del chileno en el sistema de Sergio es en la mediapunta, sin embargo, con el paso de los minutos en ambos partidos el futbolista se escoró hacia la izquierda, creando juego desde esa zona del campo. Un sector del campo donde parece haber encontrado en Nacho, y sus incorporaciones desde segunda línea, un aliado para crear sensación de peligro en la defensa rival.
A pesar de lo anteriormente descrito, aún quedan cosas por pulir, aunque Roma no se construyó en un día. Y es que, a pesar de la gran visión de juego de Orellana, el chileno no consigue encontrar la tecla para crear con Guardiola un tándem mortal en el ataque albivioleta. Todavía no se ha visto a un Orellana capaz de encontrar ese pase final que de oportunidades de remate a los delanteros, así como no se ha presenciado al rematador que este equipo necesita. Y eso que las tuvo, y muy claras en ambos partidos, pero en las dos ocasiones los porteros se interpusieron por el camino.
Sin embargo, la confianza de Sergio en la calidad y visión de juego del chileno parecen claras, algo que no resulta que vaya a cambiar, por lo menos a corto plazo. Ahora solo falta por ver si Orellana se convierte en el jefe del ataque que el Real Valladolid tanto necesita.