Se cumple un año de la victoria del Real Valladolid ante el Rayo Vallecano (1-2), con la que los blanquivioletas certificaron su permanencia en Primera División

A estas alturas de curso la liga debería ir encarrilando sus últimas jornadas, las finales de los diferentes torneos como la Champions o Copa del Rey ya deberían estar cerca y ya se podría intuir qué equipos lograrían el ascenso y cuales no habrían podido evitar el descenso. Ante esta situación de escasa, por no decir nula, actualidad futbolística, a los amantes de este deporte solo les queda sitio para el recuerdo y, en el caso de los aficionados del Real Valladolid, para uno muy bueno.
Cuando aún había fútbol en los estadios los fines de semana y se podía llenar las gradas sin miedo a tocarse o estar a menos de dos metros de distancia, más 1.500 seguidores pucelanos se dieron cita en Vallecas para animar a su equipo a conseguir la salvación, de la que este martes se cumple un año.
El ambiente antes del partido fue una auténtica fiesta, pese a los nervios. Unos ocho autobuses trasladaron a la parroquia blanquivioleta, que inundó las cercanías del estadio, y la celebración al finalizar el encuentro fue aún mayor. No era para menos: después de todo un año sufriendo al borde del abismo, por fin se había conseguido el milagro de la salvación y el Pucela permanecería un año más en Primera.
Los de Sergio González llegaban a Madrid con la obligación de ganar a un Rayo Vallecano ya descendido y a la espera de que el Girona, dirigido por un ídolo blanquivioleta como Eusebio Sacristán, perdiera en casa ante el Levante. Quienquiera que fuera el que escribió el guion de estos dos partidos se encargó de hacerlo como quien diseña una montaña rusa, con picos de alegría y celebración y momentos de bajada realmente tensos en los que se pensaba que todo se iba a jugar a una sola carta en la última jornada.
Para el Real Valladolid las celebraciones llegaron pronto, a la par que en tierras catalanas se veían teniendo que tirar de épica para solucionar el asunto. A los seis minutos, Guardiola era derribado en el área contraria y Enes Ünal convertía el penalti y ponía las cosas muy de cara par los pucelanos, mientras en Montilivi seguía el empate inicial. Los blanquivioletas veían su objetivo más cerca, pero todavía tenían miedo, y es que el Rayo estaba teniendo muchas ocasiones y contaba un viejo conocido que podía complicar la tarde a los castellanos: Raúl de Tomás. Por suerte para los visitantes el delantero no tuvo su día y desperdició más de una oportunidad clara que habría supuesto el empate.
Pasaban los minutos y la agonía crecía. Se llegaba a la segunda parte con los mismos resultados: 0-1 en Vallecas y 0-0 en Girona. Pero aquí vendrían los giros que tanta emoción le dan al fútbol. Primero marcaría Stuani el 1-0 frente al Levante en el minuto 60, lo que dejaba la clasificación con un solo punto de distancia entre los de Eusebio y los de Sergio, con todo por decidirse en el último partido, lo cual asustaba bastante a los blanquivioletas y a la vez decepcionaba por el gran esfuerzo que estaban haciendo por ganar su partido y sellar la permanencia. Aunque poco duró la alegría al conjunto catalán.
Tan solo dos minutos después, Morales replicaba y ponía el empate en el marcador. Suspiraban en Madrid aquellos vallisoletanos que estaban pendientes de los dos partidos, pero nuevamente la cosa iba a cambiar de color cuando, en el 73′, Álvaro Medrán marcaba para el Rayo y en Montilivi Coke era expulsado por cometer penalti. Finalmente el VAR intervino en la acción: corrigió a Del Cerro Grande en su decisión y le quitó la roja al jugador del Levante. Suspiraba de nuevo el Pucela a pesar del gol recibido, pues podría haber sido peor.
La recta final del partido dejaba las cosas como al principio de la jornada, ya que el empate no movía nada en la clasificación y el Real Valladolid continuaba marcando la salvación con solo un punto de distancia con el Girona. Pero a la montaña rusa le quedaban todavía unos metros de recorrido.
Tras el gol, parecía que el Pucela no iba a poder levantarse, pues había visto como todo su esfuerzo se iba en una simple acción. Entonces apareció Sergi Guardiola para fabricarse un gol en el 80′ que hacía estallar a su público de júbilo. La noticia llegó a Montilivi donde, si en ese momento ya se veían con pie y medio en Segunda, el 1-2 de Bardhi les hizo verse con los dos enteros.
Finalmente, el 12 de mayo de 2019, el Real Valladolid ganó su partido y el Girona perdió el suyo. Era todo lo que necesitaban los blanquivioletas para permanecer una temporada más en la máxima categoría del fútbol español. Ahora, exactamente un año después de esta gesta, los equipos que de nuevo se estaban jugando la salvación antes del parón están a la espera de poder volver a jugar cuando, en condiciones normales, ya debería quedar poco para finalizar el campeonato y el público debería estar disfrutando de jornadas tan emocionantes como la de hace 365 días.