La del francés fue la historia de otro fichaje fantasma para el Real Valladolid. Tras pasar por equipos de medio mundo, colgó las botas a principios de 2020

Un mercado invernal, un jugador y el Real Valladolid de por medio. Tres ingredientes perfectos para formar un nuevo caso de fichaje fantasma en la historia del club pucelano. En primer lugar, es preciso definir dos términos que son muy parecidos para conocer la trama.
Ilusión óptica: imagen que engaña desde el ojo hasta el cerebro y hace a la persona percibir la realidad de una manera engañosa.
Momo Sissoko: exfutbolista al que se vio en 2014 en Valladolid y que hizo a la afición percibir su fichaje como algo inminente de una manera engañosa.
Por historia, por tradición, y porque parece que es algo inherente a su gen, el mercado invernal trae al club blanquivioleta, al menos, un fichaje cuyo paso por el equipo se traduce en dos palabras: nada absoluta. Era 28 de enero de 2014 y Chus Rodríguez, periodista de Radio Marca Valladolid, publicó en redes sociales una imagen que hacía indicar que un nuevo futbolista iba a incorporarse a las filas del Real Valladolid.
En dicho documento visual se veía a Momo Sissoko y Carlos Súarez entrar a un hotel del centro de la ciudad. Era cuestión de horas: el Pucela iba a contratar los servicios del futbolista francés. Pero claro, como bien dice la frase que dejó Djukic en su paso por la ciudad del Pisuerga, #SomosValladolid. Ese dicho está directamente asociado a un gafe histórico.
Al día siguiente se confirmó la tragedia. Sissoko se había esfumado. El centrocampista no había superado las pruebas médicas. Su grave lesión de rodilla hizo que el equipo médico del Real Valladolid desestimara su contratación por el miedo a que recayese.
Eso sí, un día fue lo que tardó el jugador en encontrar un nuevo equipo en el que demostrar su valía. El 30 de enero de esa misma ventana invernal, el futbolista fichó por el Levante UD. Allí se instaló durante los seis meses que quedaban de competición. Una vez acabada dicha temporada puso rumbo a China para fichar por el SH Senhua.
Su afán por firmar contratos cortos y su conocida vida de trotamundos le llevaron la campaña siguiente a la India, concretamente al Pune City. Ya en 2017 regresó a Europa para firmar por el Ternana de Italia, en el que aguantó un mes. En abril de ese mismo año se marchó a Indonesia para jugar en el Mitra Kukar.
Ya en diciembre de ese año se desplazó a México para probar suerte en el San Luis. Una vez más, tras un breve paso por tierras latinoamericanas, se volvió al continente asiático para fichar por el Kitche de Hong Kong. Obviamente, en este destino no iba a ser distinto y, después de una temporada, regresó, una vez más, a Europa. Fichó por el FC Sochaux de su país natal, en el que puso final a su carrera futbolística a principios de 2020, cuando se retiró.