Rubén Arranz ofrece un puñado de motivos por los que seguir creyendo en el ascenso.
El sábado fue un día muy duro para todos los que sentimos al Real Valladolid. La derrota ante el Celta dolió muchísimo, sobre todo por haber sido en el descuento de la segunda parte y no tener tiempo para la reacción.
Yo ayer volví a levantarme hundido y con el mismo bajón con el que me fui el sábado de Zorrilla, pero a medida que pasó el día y fui escuchando a diferentes personas transmitir optimismo, calma y confianza fui recobrando fuerzas para seguir adelante en la lucha por volver al lugar que merecemos, para seguir creyendo en este equipo y grupo humano y para saber que yo no me pienso rendir.
Porque, como dice Djukic, somos Valladolid. Porque, como dice la historia, somos de primera. Porque, como hemos demostrado en gran parte de la temporada, tenemos equipo suficiente para estar arriba del todo cuando ésta termine. Porque desde 1928 ha habido, hay y habrá gente luchando porque este equipo tenga lo que se merece. Porque los pucelanistas de corazón que ya no están con nosotros mandan fuerzas a su Real Valladolid del alma para lograr el objetivo animando desde la eternidad. Porque los que de verdad sentimos a este Real Valladolid no podemos rendirnos ahora y entre todos tenemos que sacar esto adelante.
Porque en junio vamos a estar en primera y vamos a poder dedicar este ascenso precisamente a quienes ya no están y no lo van a poder ver físicamente, pero sí con el alma, donde quiera que estén.
Yo creo en estos jugadores, creo en este equipo, amo al Real Valladolid y mi corazón blanquivioleta dice que yo no debo rendir ¿Y tú, qué vas a hacer? ¿Vas a traicionar a tu corazón y rendirte?
De un día para el otro parece que los demás equipos son los valientes y nosotros los cobardes, pero yo os pido que reflexionéis sobre algo: el valiente ha sido valiente… hasta que el cobarde ha querido. No lo olvidéis.
Ahora más que nunca, ¡Real Valladolid!