El Real Valladolid cae ante el Sevilla FC en un choque en el que, pese a tener varias oportunidades claras en la primera mitad, no fue capaz de dominar en las áreas
Dicen que el que no conoce su historia está condenado a repetirla. El Real Valladolid parece empeñado en no aprender de los errores del pasado. Ante el Sevilla, volvió a cumplir el guión de las últimas jornadas: desaprovechó quince minutos en los que dominó al rival, no fue capaz de ser contundente en las áreas y terminó lamentándose.
Salieron más activos los de Caparrós, animados por unos ochocientos sevillistas en la grada, que cerca estuvieron de cantar gol en los primeros compases. A la salida de un córner, Mercado cabeceó un balón que se estrelló en el travesaño y salió rebotado.
El susto reactivó a un Pucela que comenzó a asediar a los hispalenses, especialmente por el costado izquierdo, con Moi y Sergi Guardiola como protagonistas. Calero, con un potente pase, se la entregó al balear, que tiró la diagonal al segundo palo, donde Anuar no consiguió rematar.
Poco después, Moi se zafó de su par y se la dio a Plano. Este centró y el cuero acabó en las botas de Keko, que sorprendentemente marró cuando el José Zorrilla ya cantaba gol.
El ’24’ volvió a tener en sus botas una oportunidad clarísima, aunque esta vez la jugada se gestó en la banda derecha. Guardiola se la entregó al madrileño dentro del área, este recortó y Sergi Gómez tuvo que intervenir y despejar a córner.
Volvía a hacerlo bien el Real Valladolid –generaba peligro, cazaba balones a la espalda de la zaga, no dejaba al Sevilla pasar del centro del campo…–, y volvía a fallar en lo más importante: aprovechar la superioridad en ataque para abrir la lata.
Y así, como si del día de la marmota se tratara, pasó lo de siempre. Sarabia puso un córner desde la derecha y Ben Yedder, después de ganarle la partida a Moi, mandó el balón al fondo de las mallas.
Fue entonces cuando la sorpresa saltó en Zorrilla y el choque se detuvo mientras el VAR examinaba la jugada por un claro empujón del ‘Mudo’ Vázquez sobre Plano. En última instancia, el colegiado acudió al monitor y rectificó; decisión que la hinchada blanquivioleta festejó como si de un gol se tratara.
El ‘no 0-1’ reactivó al Sevilla, que se volcó sobre la meta de un Masip que, salvo en la de Mercado al comienzo, había estado tranquilo. Promes colgó un balón al segundo palo, donde Sarabia aprovechó la mala salida del guardameta para cabecear pero el cuero se paseó por la línea de gol sin encontrar rematador.
El cántaro volvió a romperse
El paso por vestuarios no cambió los planes de los hispalenses y sí durmió a los blanquivioletas, que no fueron capaces de jugar a nada, salvo algún que otro chispazo, desde la intervención del videoarbitraje.
Cuando solo se habían disputado cinco minutos tras la reanudación, Ben Yedder hizo contener la respiración al feudo pucelano. En tres toques, Banega se la entregó a Sarabia, que la puso desde la derecha. El francotunecino, en boca de gol, remató alto, estorbado por Masip en una jugada en la que los extremos no fueron capaces de replegar.
El disparo sacó tímidamente al Pucela del letargo. Plano la puso al centro del área, buscando la llegada de Sergi Guardiola y Keko. El que se adelantó fue Carriço, en una jugada en la que el VAR intervino para revisar si había mano del defensor y que finalmente acabó en córner.
Solo Waldo, que entró en sustitución de Míchel, probó la fiabilidad de Soriano. El extremeño, tras una bicicleta ante Mercado, la puso en la escuadra, donde el guardameta tuvo que meter la manopla.
Pisó el acelerón el cuadro de Nervión y el final de la historia cayó por su propio peso. El recién ingresado Roque Mesa condujo sin oposición y, ante la mirada de Alcaraz, Olivas y Unal, se plantó en la frontal y la ajustó al palo derecho para batir a Masip.
Ya noqueado, el Sevilla dio la puntilla y terminó de romper el cántaro que tantas veces fue a la fuente. El canterano Bryan Gil, que desde que saltó al césped fue un dolor de cabeza, recibió el balón de Promes y se la dejó atrás a Munir, que fusiló por el costado izquierdo.
Una vez más, el guion volvió a cumplirse para un Real Valladolid que no fue contundente en las áreas y dejó escapar unos puntos vitales en la lucha por huir de la quema. La clasificación cada vez se aprieta más y cada vez queda menos tiempo para aprender de los errores y no estar condenado a repetirlos.