Aunque en un primer instante lo dio como válido, el colegiado anula el tanto de Kiko Olivas por un dudoso fuera de juego de Óscar Plano en la tercera acción de este tipo esta temporada

Cuando, ya en el tramo final del choque, Kiko Olivas anotó el 2-1, el José Zorrilla estalló, pero con cautela. Demasiadas han sido ya las ocasiones en las que el Real Valladolid, como esta tarde, ha celebrado un gol y después el VAR lo ha anulado. En esta ocasión, y pese a que el colegiado lo dio por bueno, el videoarbitraje revisó la jugada y privó a los blanquivioletas de dos puntos muy valiosos al entender que Plano estaba en fuera de juego y, a su vez, estorbaba a Oyarzabal.
Salió muy enchufado el Pucela, asediando a los donostiarras a través de la sociedad Keko-Sergi Guardiola. Así, el José Zorrilla estuvo cerca de cantar gol en el primer minuto de juego, cuando el ’24’, tras recibir un pase entre líneas del balear, se internó en el área, superó a Rulli y se quedó solo frente a la red antes de que Zubeldia desviara a córner.
Un par de jugadas más tarde, cambio de papeles. Alcaraz y Anuar combinaron en banda derecha, desde donde Keko armó un centro que despejó Elustondo un segundo antes de que Guardiola intentara rematar.
Con la Real contra las cuerdas, los blanquivioletas asestaron el primer golpe. Después de varios rechaces en el bote de un córner, Nacho colgó el balón desde la izquierda. Theo erró en el despeje y Keko, quién si no, cruzó el disparo para enviar la pelota al fondo de la red.
El Real Valladolid olía la sangre, y trató de hacer mayor la herida con un pase largo de Keko a Guardiola. El atacante se zafó de su par y disparó desde lejos, aunque el cuero terminó marchándose desviado.
Superado el mazado, los de Imanol comenzaron a rehacerse, ganando paulatinamente el control de la posesión. Aún así, solo Januzaj inquietaba a la zaga, con más fe que acierto, pues Nacho no le dejaba ni un mínimo espacio.
Poco a poco, los txuri-urdin fueron encerrando al Pucela, que comenzó a sufrir sin balón y vio cómo cada vez las llegadas a la meta de Masip eran más frecuentes.
A cinco minutos para el descanso, Oyarzabal se hizo con el cuero en su área y, con una velocidad vertiginosa, lanzó la contra. Superó a Anuar con un cambio de ritmo y le cedió el esférico a Sandro, que se escoró a la izquierda, donde Moyano tuvo que intervenir mientras la grada contenía la respiración.
El VAR vuelve a anular un gol al Pucela
Para volver a ganar el centro del campo, Sergio dio entrada a Michel por un desaparecido Verde. El valenciano pasó a formar en el doble pivote junto a Alcaraz, dejando a Anuar más adelantado.
La permuta le dio aire al Pucela, que pudo adelantarse en dos ocasiones en las que el canterano fue protagonista. En la primera, Calero filtró un balón que Nacho colgó al área desde la izquierda, obligando a Raúl Navas a adelantarse al ceutí.
Acto seguido, en el mismo costado, fue Plano el que puso el centro, que sí llegó a los pies de un Anuar que, sin embargo, no pudo culminar la acción en boca de gol ya que, entre el pie de Theo y el guante de Rulli, el balón acabó fuera.
No obstante, la Real siguió empujando hasta que logró el empate. Sangalli, completamente solo, asistió a Oyarzabal, que se adelantó a Moyano y cabeceó al fondo de la red.
Cuando todo parecía indicar que el partido terminaría en tablas, el VAR volvió a traer el surrealismo al José Zorrilla. En un córner botado por Míchel, Kiko Olivas aprovechó el despeje de Rulli para anotar. Pese a que, en un primer momento, el colegiado lo dio como válido, el videoarbitraje intervino para analizar la jugada.
Tal fue la duda que el propio Alberola Rojas fue al monitor a confirmar su decisión, que no fue otra que anular el tanto por un más que dudoso fuera de juego de Plano que, a su entender, además estorba a Oyarzabal.
En la tercera jugada de índole similar esta temporada, el VAR volvió a anular un tanto al Real Valladolid, que pudo incluso caer derrotado en la última jugada del choque, en un claro cuatro contra uno que, inexplicablemente, los donostiarras desaprovecharon. El primero de los tres partidos en una semana deja un sabor agridulce, pero el Pucela tiene que hacer borrón y cuenta nueva para la visita a Butarque.