Los blanquivioletas asaltan el Villamarín con el tanto de Antoñito y, con cuatro triunfos consecutivos, aseguran un tercio de la permanencia
No se froten los ojos. No es un sueño. Es el Real Valladolid. Su último mes en la competición liguera solo puede definirse con una palabra: victoria. La última, en otro campo complicado, el Benito Villamarín, donde Antoñito enmudeció a los verdiblancos con su primer gol con la elástica blanquivioleta.
Y es que el Real Betis cayó de pleno en la ‘trampa’ de Sergio González, especialmente en la primera mitad. El técnico volvió a apostar por dos líneas de cuatro muy juntas, con el objetivo de frenar la velocidad y la creatividad de hombres tan peligrosos como Canales e Inui, y situó en ataque a Ünal y Leo Suárez.
Los dos dejaron las intenciones claras desde el inicio, de ahí la electricidad del choque, aunque ni Masip ni Pau López se vieron obligados a intervenir. Ante el dominio bético, Alcaraz y Míchel pusieron la pausa en el centro del campo mientras que la zaga, con mención especial a Moyano, volvió a mostrarse férrea, sin fisuras.
Estaba cómodo el Pucela con la batuta en manos de los de Setién, respondiendo a las acometidas verdiblancas con el desborde de Toni y Nacho en el costado izquierdo y forzando varios saques de esquina que, pese a no resultar fructíferos, inquietaron a la grada del Villamarín.
Con el partido controlado, Antoñito asestó el golpe que, a la postre, resultó letal. Tras recuperar el esférico, Míchel levantó la cabeza y lanzó una contra de manual. El pase le llegó a Leo Suárez que, con un taconazo de espaldas, dejó todo el protagonismo a Toni. El canterano abrió al costado derecho donde el sevillano, de primeras, mandó el cuero al segundo palo para celebrar su primer gol con la elástica blanquivioleta.
El Betis buscó por todos los medios restablecer la igualdad en el marcador, pero la solidez defensiva del Real Valladolid fue la que se impuso. Para muestra, un dato: el primer tiro entre los tres palos de los verdiblancos, obra de Boudebouz al ejecutar un libre directo en la frontal del área, llegó en el minuto 53.
Para entonces, Borja ya había ocupado el centro de la zaga por la lesión de Kiko Olivas. Los de Setién estuvieron cerca de ver puerta en varias ocasiones y, con el reloj en contra, el cántabro puso toda la carne en el asador. Un discreto Inui dejó su puesto a Sergio León, pasando así a jugar con dos hombres en punta.
Sergio movió el banquillo y dio entrada a Anuar en busca de mayor control del centro del campo. El sustituido fue Leo Suárez, una auténtica pesadilla para los defensores en la hora que estuvo sobre el césped, demostrando que su titularidad es una de las mejores noticias para el Pucela.
Con los béticos volcados, los blanquivioletas pudieron sorprender con una nueva contra, nacida de la conexión entre Míchel y Toni, pero William Carvalho fue más rápido. El portugués también intentó batir a Masip, pero su disparo se marchó desviado, al igual que lo hizo el de Lo Celso un par de jugadas más tarde.
Al Real Valladolid, que continuó muy bien plantado y muy serio en labores defensivas, se le acababan las fuerzas mientras el Betis seguía con un acoso sin derribo. El ejemplo perfecto fue Enes Ünal, desfondado y sustituido por Miguel, que disputó sus primeros minutos en Primera División.
La victoria del Pucela en el coliseo verdiblanco rubrica un mes perfecto, con cuatro victorias consecutivas y cinco partidos puntuando. Unos números que permiten a los blanquivioletas tener en su casillero quince puntos y un tercio de la salvación asegurada con solo nueve jornadas disputadas. No se froten los ojos: es el Real Valladolid.