Análisis del próximo rival del Real Valladolid

Las oportunidades se acaban, el tiempo ya no lo puede todo. El Real Valladolid sigue desperdiciando ocasión tras ocasión, hasta que ha llegado un punto en el que solo queda intentar ganar y esperar resultados. Sí, esta vez con el condicionante de que toca hacerlo lejos de casa con todo lo que ello conlleva. No hay alejarse demasiado, hasta Soria, para ir a la caza y captura de los tres puntos.
Efectivamente, esta semana toca derby. El vecino Numancia llega con las pilas puestas y dispuesto a hacérselo pasar mal a los blanquivioletas en una semana que, no lo vamos a negar, no es precisamente la de más alegría en Valladolid. Sergio González debe saber alentar a la plantilla en condiciones si no quiere que la temporada termine de un portazo este sábado en Los Pajaritos.
Como un tiro
Y ojo porque realmente el estado actual del Numancia no deja las cosas demasiado bien para el Pucela. El 3-0 que le endosaron los de Jagoba Arrasate al Oviedo hace tan solo unos días ya es indicativo del estado de su estado de forma en esta recta final de Liga, pero el asunto no se queda ahí. Cuarto en la clasificación con 61 puntos en 37 jornadas, el club rojillo ya se ha destapado como una de las revelaciones de Segunda este curso. Quién lo iba a decir el año pasado, cuando incluso se llegó a coquetear con el descenso.
La cuestión es que en la actualidad no hay quien pare al Numancia, que suma una racha de cinco partidos sin conocer la derrota. Trece puntos de los últimos quince posibles, justo en el momento adecuado, para coger carrerilla para el play-off. Y por medio, el Real Valladolid. El equipo soriano es un claro ejemplo de club que sabe hacer las cosas bien con poco dinero a base de esfuerzo, humildad y trabajo, que le han llevado a convertirse en un clásico de Segunda con algún salto ocasional a Primera.
Ahora es el momento de volver a dar el salto. ¿Por qué no? En Los Pajaritos ya se sueña con volver a hacer algo grande aprovechando el décimo aniversario del último ascenso a la elite. Por pedir que no sea. Arrasate, en su tercera temporada como técnico numantino, ha sabido agarrar por fin las riendas en condiciones y darle una vuelta de tuerca al vestuario con un juego eficaz, basado en la fortaleza de su estadio.
Efectivamente los rojillos son de los mejores locales de la categoría, el tercero concretamente, con 43 puntos en dieciocho partidos disputados en casa. O lo que es lo mismo, 43 de 54 traducido en catorce victorias, un empate y tres derrotas. Nada mal, si además se tiene en cuenta los treinta goles a favor y solo los nueve en contra.
Cabeza y mente fría
Eso sí, Arrasate y el resto de los jugadores han preferido mantener un discurso de tranquilidad los últimos días. No hay nada hecho y ni tan siquiera una potencial clasificación para el play-off garantiza nada, así que como diría aquel se está siguiendo la filosofía del partido a partido. El entrenador ha comenzado, por fin, instaurar un once tipo apenas modificado por lesiones o sanciones puntuales, una buena señal de que las cosas marchan como deben.
¿Pero a qué juega este Numancia? ¿Qué tiene entre sus filas? El técnico vasco gusta de jugar con una formación 4-2-3-1, que ante el Oviedo tomó cuerpo con Guillermo Fernández en punta escoltado por Pablo Valcarce y Marc Mateu en las bandas con Pere Milla de mediapunta.
Un cuarteto ofensivo con los goles bien repartidos (hasta cuatro jugadores llevan cinco o más goles) y al que se une un viejo conocido pucelano como es Manu del Moral para esta recta final de Liga tras superar una lesión que le ha tenido varias semanas en el dique seco.
Así las cosas, el Real Valladolid tendrá que vigilar el juego por bandas y a la contra que acostumbra a usar el Numancia, tremendamente efectivo cuando hablamos de Los Pajaritos como escenario. Una dinámica positiva a veces es más importante que contar con un presupuesto alto o con jugadores de teóricamente mayor calidad, una prueba a la que deberá enfrentarse el Pucela este sábado.
Curiosidad del rival de esta jornada: En la temporada 1995/96 un Numancia que militaba por aquel entonces en Segunda B consiguió la gesta de alcanzar los cuartos de final de Copa del Rey superando a rivales de Primera como la Real Sociedad, Racing de Santander o Sporting de Gijón. Finalmente cayeron en cuartos frente al Barcelona.