Un gol del Parquesol a falta de tres minutos consuma el empate (2-2) frente al Pozuelo y hace que las naranjas terminen la temporada en una histórica tercera posición

Puede que solo pasaran un par de segundos entre que Nata golpeara el balón y este entrara en la portería, pero lo cierto es que en ese instante, en esa parábola, en ese trallazo con el alma, iba reflejada toda una temporada: los tres cambios de entrenador, el empate maldito en Zamora o el aguacero que en el descanso cayó con desventaja en el marcador, y que rebotaba en las jugadoras en forma de «vamos a morir en la orilla».
Pero la vida, antes o después, te invita a la redención. Nunca antes una tormenta había supuesto tanta paz. Nunca antes un empate había sabido tanto a victoria. Nunca antes un bronce había sabido tanto a oro. Nunca antes de que el CD Parquesol, a falta de tres minutos para terminar la temporada, hiciera historia con el gol que supuso la tercera posición.
Porque, como decían las matemáticas –y eso que no son mi fuerte–, a las naranjas les bastaba un punto para lograrlo, si bien sabían de sobra que se enfrentaban al Pozuelo, el equipo revelación de la segunda vuelta –no es para menos, tras acumular nueve partidos sin perder–. Por ello, el partido desprendía un aroma a final y, como en todas ellas –casi todas, por si se entera Iniesta–, el buen juego tiende a esconderse.
Bien por nervios, bien por falta de fluidez, o ambas, ni Parquesol ni Pozuelo daban rienda suelta al buen juego que habían mostrado las últimas semanas. Con el mediocampo parquesolino desactivado y con Carla frenada por Maka y Rivas, que no dejaban pasar ni una, el choque no terminaba de coger ritmo, hasta que Alicia encontró el camino del gol.
Fue en ese momento cuando sonó el primer trueno de la tarde, como anuncio de que su hermano, el Rayo B, ya se había vuelto a colocar tercero a causa del tanto. Solo era un anticipo, pues la verdadera tormenta –además de en el descanso, que también cayó- iba a desembarcar en los segundos y definitivos cuarenta y cinco minutos.
Bien sabía de eso Ali, que nada más regresar de los vestuarios con la ropa aún calada, y sin que los espectadores tuvieran tiempo de salir de sus refugios, puso el arco iris con un trallazo desde fuera del área. Otra vez empate, de nuevo el objetivo estaba cumplido, pero la tempestad aún no había tocado su fin.
Porque esta tormenta perfecta que se había formado en el Saso más que por Petersen parecía estar dirigida por Hitchcock. Con todo a favor y con un Pozuelo que en los instantes posteriores no conseguía sacar las katiuskas de su campo, llegó la segunda diana madrileña. Esta vez, obra de Roci, que acababa de salir al terreno de juego.
El barco naranja atracó en la tercera plaza
Foto: Sergio Borja
Daba lo mismo. El Parquesol había decidido afrontar la tempestad y morir en el intento, aunque para ello necesitaba recuperar el timón del barco. Rubén Jiménez dio entrada a Lore para ayudar a ese control y repartirse el trabajo con Barbi, que este domingo tenía la brújula más desnortada de lo habitual.
La premisa era clara: abrir el juego a la banda derecha y que Sandra se sacara de la chistera un centro que culminara en gol. No llegó así exactamente, pero no por eso el trabajo de la extremo –que salió en la primera parte en lugar de Alexia, que se retiró lesionada– dejó de ser encomiable.
Arrancó, regateó y le imprimió al equipo las ganas necesarias para salir de la inclemencia en la que estaba metido y de la que, con el paso de los minutos, era cada vez más difícil salir. Hasta que a falta de tres minutos, y con toda la fuerza del mundo, Nata abrió las esclusas de la defensa visitante y marcó posiblemente el gol más bonito de su carrera, aunque no el más importante. Desde luego, tiene pinta de que ese aún no ha llegado.
Fue de esta forma, simplemente con un gol, después de tanto remar durante el curso, como el equipo alcanzó el objetivo. El Parquesol cerró así una temporada muy larga que merecía un final soleado, ya que nunca le perdió la cara a ese tercer puesto que por regularidad, esfuerzo y compromiso se ganaron a pulso. Tres cualidades que, unidas a un plantel extraordinario, dan como resultado una campaña para el recuerdo.
Solo Dios sabe que pasará mañana. Llega el momento de pensar si seguir o si emprender un nuevo camino en otro club. Todo es posible, aunque es evidente es que después de esta batalla, de esta campaña, será muy difícil abandonar el grupo. Más aún cuando este veintidós de abril de 2018, el Parquesol, tras acabar tercero, presentó su candidatura al play-off de ascenso para la próxima temporada.
CD Parquesol: Lucía; Crispi, Rivas, Maka, Judy (Lore, min.67); Barbi, Nata, Alexia (Sandra, min.30), Paulita, Charle y Ali.
C.F. Pozuelo de Alarcón: Ninos; Bustos, Esther (Laura, min.78), Estefi; Yuste, Costi (Chanti, min.75), Ampi (Roci, min.62), Tamara, Alicia (Bea, min.70); Laura Fernández y Carla
Goles: 0-1, min. 39: Ali. 1-1, min. 47: Ali. 1-2, min. 73: Roci. 2-2, min. 87: Nata.
Árbitro: El colegiado Daniel Reinoso Mangas dirigió el encuentro junto a sus asistentes. Amonestaron con tarjeta amarilla a Rivas y Maka, del Parquesol, y a Bea, del Pozuelo.
Incidencias: Partido correspondiente a la Jornada 26 del Grupo V de la Segunda División Femenina, celebrado en el José Luis Saso, ante alrededor de 200 personas.