Análisis del próximo rival del Real Valladolid

De asturiano a asturiano y tiro porque me toca. Buen papelón le ha caído encima al Real Valladolid después de la última derrota en casa frente al Sporting de Gijón. Y es que esta semana será el turno de verse las caras con un Real Oviedo que, pese a tener esa famosa afición hermanada con la de Pucela, poco de amistoso tendrá este viernes en el Tartiere.
Sí, es momento de que los blanquivioletas afronten sus miedos. O mejor dicho, que los afronten y consigan sobreponerse a ellos. Porque hasta ahora, agua. Nulo. Simplemente cuando tocaba responder, siempre se ha tropezado. Esta vez será con el agravante de que si no se regresa a Valladolid con los tres puntos en el zurrón podría hablarse prácticamente de haber dicho adiós a la temporada.
A por más
Y pese a todo, el Oviedo de Juan Antonio Anquela no estará por la labor de ponerlo fácil. Sexto en la clasificación después de derrocar hace apenas unos días al Nàstic (1-0), cosa que no consiguió el propio Real Valladolid, el conjunto azulón viene lanzado después de dos victorias consecutivas (la anterior semana por 0-1 en casa del Luego) y con ganas de encadenar la tercera para consolidarse en play-off. 56 puntos en 36 jornadas, cinco más que el Pucela, son suficientes para el hito de estar en promoción.
Vamos, todo un choque de tendencias el que se vivirá este viernes en territorio ovetense. En su tercera temporada en el fútbol profesional, tras rozar la desaparición y conseguir el ascenso a Segunda en la 2014/2015, queda claro que el Oviedo ya se ha consolidado en la categoría y que quiere más. Mucho más. Siempre con las pertinentes precauciones de comienzo de curso, el objetivo ha sido en todo momento el play-off y ahora está más cerca que nunca.
Sí, la temporada ha sido algo irregular. Altibajos, que se diría, pero ahora mismo el equipo está empezando a responder bajo la batuta de Anquela precisamente en el momento adecuado. Y es que no es un cualquiera el entrenador jienense, quien ya consiguiera clasificar al Huesca para el mismo play-off el año pasado antes de emprender rumbo a Oviedo. Es la imagen del inconformismo.
Precisamente esa es una de las palabras con las que podría definirse al club carbayón. Un equipo que nunca ha bajado los brazos durante la temporada, con un juego práctico y eficaz como uno de los mejores de la categoría cuando ejerce como local, con treinta y siete puntos de cincuenta y uno posibles en diecisiete partidos. O lo que es lo mismo, once victorias, cuatro empates y apenas dos derrotas. No es tarea sencilla la que le toca a los de Sergio González.
Jugadores apuesta
¿Cuáles son entonces los secretos de este Oviedo? En realidad, ninguno. El trabajo y la garra sobre el campo, acompañados del vasallaje fiel y continuo de su afición, forman un conjunto que ya tiene mucho trabajo hecho antes siquiera de saltar al campo. Y por supuesto, una dirección deportiva que, en esta tercera temporada en Segunda, sigue rizando el rizo con incorporaciones que de aquella o aquesta manera están respondiendo según lo esperado.
Que se lo digan a Ramón Folch, Aarón Níguez, Forlín o Carlos Hernández, incorporaciones que han terminado por volverse importantes en los onces de ‘Anqueloti’. Precisamente una muestra de lo que significa este Oviedo a nivel de equipo y conjunto son sus marcas goleadores, ya que con cuarenta y seis goles en su haber que le sitúan como séptimo equipo más realizador de la categoría no cuenta con un claro pichichi.
Ese killer que concentra uno de cada dos goles del vestuario y en torno a quien giran las posibilidades de ascenso. Baste decir que Toché, Saúl Berjón y el mencionado Carlos Hernández comparten el honor de máximos artilleros con apenas seis dianas cada uno.
Así las cosas, habrá que ver con qué formación sorprende esta vez Anquela en el Tartiere, después de múltiples opciones con las que ha jugado en los últimos partidos que han pasado desde el clásico 3-5-1 hasta el 4-4-1-1, pasando por el clásico 4-2-3-1 de hace apenas unos días frente al Nàstic. Eso sí, siempre con Toché en punta escoltado por detrás por Fabbrini.
Curiosidad del rival de esta jornada: ¿Puede existir mayor autoridad que la de un Guardia Civil haciendo de árbitro de fútbol? El colegiado de este viernes no es otro que el gallego Rubén Eiriz, quien ya dirigiera el 3-1 de la ida en Zorrilla y que cuenta con la peculiaridad de ejercer también de miembro de la Benemérita, según publica el diario La Nueva España de Asturias. Además resulta ser también árbitro internacional de fútbol playa, habiendo acudido a cuatro mundiales.