El Real Valladolid ha oficializado este martes al mediodía el despido de su entrenador después de un nuevo tropiezo en Tarragona
Ahora sí, de verdad, Luis César ha dejado de ser entrenador del Real Valladolid. La entidad blanquivioleta ha hecho oficial durante el mediodía de este martes su destitución en un breve comunicado en el que confirma la decisión de que el técnico no continúe al frente del equipo las ocho últimas jornadas, tras la última derrota contra el Nàstic de Tarragona.
Este enésimo tropiezo fuera de casa supuso la gota que colmó el vaso de manera definitiva, después de que algo de agua desbordara hace varias semanas, cuando la incendiaria rueda de prensa de Sampedro previa al partido contra el Rayo Vallecano, en la que el gallego señaló a la dirección deportiva y –puede decirse que sobre todo– a Carlos Suárez por su búsqueda de otro entrenador meses después de ofrecerle la renovación por varias temporadas más.
Al final, como pareció entonces que sucedería, no terminará el curso al frente de un Real Valladolid decepcionante, que en ningún momento ha tenido la constancia y la regularidad suficientes como para ser el candidato al ascenso que debería. Si entonces no se marchó fue porque no se encontró un sustituto de garantías, pese a la infinidad de nombres barajados.
En aquella misma comparecencia, Luis César aventuró que si él era destituido no sería de extrañar que el equipo que ha terminado de dirigir acabaría teniendo tres entrenadores. El segundo, al caer aún, no ha sido confirmado por el club, si bien podría estar ya ‘en capilla’, viendo aquel precedente. Además de la identidad del mismo, habrá que conocer en qué condiciones llega –hace un mes resultó difícil encontrar a alguien que solo tuviera garantías de estar hasta que acabara la campaña– y, sobre todo, que testar su capacidad para hacer milagros: vistas las pobres sensaciones mostradas hasta ahora por el plantel, por cerca que pueda parecer que está el play-off, necesitará poco menos que eso para acabar arriba, como es deseo de todos.