Tras una semana de polvareda, el técnico desvela la propuesta de ampliación de contrato que en su día le planteó el Real Valladolid y, pese a que no lo confirma, intuye que si no se gana el domingo, podría ser cesado
“En noviembre me ofrecieron renovar hasta 2020; en diciembre me querían echar”. Son palabras que, pase lo que pase en el futuro, quedarán en la historia del paso de Luis César por el Real Valladolid, que apunta a no prolongarse durante mucho más tiempo. Tras una semana llena de críticas por la derrota ante el Córdoba, el técnico blanquivioleta ha sacado a la luz una parte de esta historia que, hasta ahora, se desconocía: el club le propuso a finales del año pasado dos años más de contrato.
“Estoy curado de espanto desde el mes de noviembre. En ese mes el club me ofreció renovar. Es la verdad, tengo pruebas, está escrito. Y al mes siguiente desapareció. Pasé de valer hasta 2020 a casi ni acabar el 2017. Ahora pienso que fui un estúpido al no aceptarla. Porque justo después tuve un ultimátum con el partido ante el Lorca. Si hubiera dicho que sí, con dos años y medio de contrato por delante, esta semana habría sido muy distinta. No habría existido esta catarsis que se ha organizado”, expuso.
Aun así, Luis César no confirma que el club ya tenga preparado el finiquito, ni siquiera con una derrota ante el Rayo Vallecano este fin de semana, aunque lo intuye. “Yo me fío de las informaciones de los periodistas y realmente pienso que si pierdo me echan. Esto es como las parejas: el cornudo es el último que se entera”, confesó.
Bien es verdad que se trata de una situación que, realmente, ya se temía, más aún después de lo que ha ocurrido en el Real Valladolid las últimas temporadas con los entrenadores y que él mismo trató de recordar como un nuevo dardo al club: “No seré el primer entrenador que echan aquí. Sé dónde estoy y si me destituyen vendrá otro, y si se pierde, otro. Hace dos años llegó a haber tres entrenadores aquí”.
“Tengo 35 años de experiencia en el fútbol; sé cómo va esto. He vivido ascensos y descensos, y sé que ahora me toca pasar por esto. Lo asumo con naturalidad”, aseguró un tocado Luis César, que a la vez se defendió. Porque, a su juicio, esta situación está muy lejos de ser una catarsis. “Estamos ahí, peleando con el play-off. Este equipo puede alcanzar lo que se propuso”, afirmó, y puso como ejemplo a conjuntos como Sporting u Osasuna o Zaragoza que, en caso de este último, está aún más abajo en la tabla y que “confía en sus posibilidades”.
“Los jugadores saldrán a morir ante el Rayo”
De esta exclusiva, como se ha encargado de matizar el técnico, se entera también ahora una plantilla a la que “no le van a afectar estas palabras”, porque lo que ahora se necesita es “estabilidad”. “Después de la polvareda que se ha levantado ahora toca exigir. Un equipo para tener éxito además de presupuestos debe tener estabilidad y exigencia”, señaló.
Un equilibrio que debe llegar en momentos difíciles como este porque, si no, dijo, llega la “zozobra”. Por ello, pese a la ‘bomba’ que Luis César soltó en rueda de prensa, aseguró que los jugadores saldrán a tope este fin de semana: “Esto no va a afectar a los jugadores. Saldrán a matarse porque quieren ganar al Rayo”.
Y de esa forma, se olvidarían de una derrota en Córdoba que, a juicio del míster, no se habría producido de no ser por la expulsión, incluso con el penalti errado. “Creo que con once habríamos ganado el partido. Pero ya es pasado. A los seis segundos de fallar el penalti nos quedamos con diez y luego con nueve porque Chris no podía moverse. Da la sensación de que había que ganar al córdoba aunque nos hubieran expulsado a siete”, ironizó.
En esa derrota se encajaron dos goles más. Precisamente, a propósito de esa estadística aprovechó para lanzar un nuevo dardo al club: “Ojalá fuera responsabilidad mía todos los goles que nos marcan. Me encantaría que todos los que nos meten dependieran de mí. Pero lo es mía, de los jugadores y de los rivales”.
Y dentro de la parte de culpa que corresponde a sus pupilos, un buen porcentaje lo tiene la lesión de Deivid, a la que también se refirió el gallego. Ahora solo hay dos centrales, que «tienen mucho margen de mejora», sobre todo Calero. «Es un jugador patrimonio del club. Pude haberle cerrado la puerta, pero no lo hice. Ahora necesita crecer y para eso tiene que jugar y cometer errores», apuntó. Además, anunció que Mata ya está disponible, al contrario que Luismi, que cumplirá una sanción que «debe ser la última de la temporada».
De cualquier modo, Luis César avisa de que si realmente piensan que él es el único culpable, la solución es fácil: “que maten al perro y se acabó la rabia”. Supuso la rúbrica a una rueda de prensa en la que, aunque matizara que la relación con Miguel Ángel Gómez es buena –incluso llegó a decir que perfecta–, la confianza con los altos cargos del club parece ser exigua, lo que acerca la posibilidad de que el Rayo Vallecano podría ser el verdugo que acabe con la vida futbolística de Luis César en el Real Valladolid.