Da la sorpresa y vence al Rayo Majadahonda en otro buen partido, el tercero que gana en casa de forma consecutiva

El Real Valladolid Promesas afronta esta temporada un difícil reto como es el intentar salvarse del descenso por cuarta vez consecutiva. Después de los ya más que conocidos cambios del pasado verano, y de cómo sentaron en un inicio, por momentos pareció algo difícil como hollar un ocho mil. Por el camino tiene otras cimas que alcanzar, otros ‘campamentos base’, acaso; partidos difíciles como el de este domingo contra el Rayo Majadahonda. En el que pisó con gran firmeza y consiguió la tercera victoria seguida como local.
La tarea parecía ardua de antemano, con el recuerdo de la goleada de la ida y de que los majariegos eran (y son) segundos. Para más inri, Carlitos hizo el cero a uno a los cinco minutos, respondiendo a la amenaza de Luis Suárez, que solo unos segundos antes había marcado en fuera de juego en una acción invalidada.
Pero, al contrario de lo que habría pasado meses atrás, el filial no se descompuso. Si el dibujo –5-3-2– había sido trazado para no descomponerse y hecho para contrarrestar las bajas por fuera, de la necesidad se hizo virtud y el apelotonamiento por dentro permitió que los de Miguel Rivera fueran superiores, dado que amasaron la posesión, metieron al rival en su campo, maniataron a cualquier enemigo que quisiera poseer el cuero y, además, servía para que Corral sorprendiera siendo ancho y profundo por izquierda.
Los tres centrales y los tres centrocampistas permitían cortocircuitar cualquier intento del rival, todos menos el contragolpe de Chiki, que amenazó con el segundo al desasirse con cierta facilidad de tres marcadores. Para entonces, los blanquivioletas habían podido empatar por medio del propio Corral, uno de sus principales activos en la matinal del domingo, o de Luis Suárez, que obligó a una parada abajo en dos tiempos de Basilio.
El empate, sin embargo, vino en una jugada en la que participó el debutante, Antonio Domínguez. De él salió el pase hacia Javi Pérez, que, de espaldas, inteligente, se dejó caer al sentir el contacto del central. El penalti lo anotó el de Punta Umbría en la confirmación de que no es que el Rayo Majadahonda estuviera esperando el error para salir a la contra, sino de que directamente había siendo inferior en la primera mitad. El mismo recién llegado, en el inicio de la segunda, pudo marcar el segundo en la culminación de una buena acción individual.
El entretiempo trajo un señuelo, un engaño, la entrada de Jeisson, que con su hiperactividad hizo imaginar un Majadahonda mejor, aunque después tan solo sería un espejismo. El filial siguió manteniendo el cuero en sus pies, aunque en una buena subida por el pasillo interior zurdo de Juan Cruz los majariegos tendrían una buena ocasión, rematada por el ingresado en el descanso, que se marchó fuera por poco a la izquierda de Guille Lara.
Rivera no se conformó ni aunque el rival fuera el que era, modificó el dibujo y obtuvo recompensa. Entendió que necesitaba frescor por fuera, por donde Corral había hecho daño, e introdujo a Cobo en el lugar de Porto, que no en la posición. El canterano del Madrid actuó en como extremo y pronto participó en la jugada determinante del partido.
Mientras el Rayo salía, robó el balón en los primeros metros de su campo y se lanzó veloz al ataque, ante la desorganización de un rival al que la acción le había pillado saliendo. No tardó en cederle el esférico a Luis Suárez, que volvió a tener premio después de una bonita acción personal en la frontal, donde recortó para deshacerse de su marcador y pegarla abajo, a donde Basilio no iba a llegar pese al intento.
El dos a uno hacía justicia al empeño del Promesas y al paupérrimo enemigo que tenía enfrente, que se vio empequeñecido por la solidaridad y la entrega de los blanquivioletas. Ni siquiera aprovecharon los de Antonio Iriondo que el Real Valladolid B renunció al balón en lo que quedaba, volviendo a dibujar una línea de cinco tras la entrada de Rubén, ahora más real por la menor altura de los laterales.
Con cinco atrás, más Cobo y las ayudas de todos los demás salvo Miguel, que esperaba arriba como un islote, el filial se mantuvo firme hasta el final y solo concedió una ocasión, en un saque de esquina que remató Andújar. El silbatazo final, con todo, fue menos alivio que otras veces, puesto que no se sufrió, pero desencadenó la alegría habitual de quien está necesitado y sacia un poco el hambre.
En función de los resultados, puede que no sirva para abandonar la penúltima posición, pero la tercera victoria seguida en casa permite aproximarse al sueño de la salvación y afirmar que lograrlo no es una quimera; que no hay ocho mil que con esfuerzo esté lejos, más aún si se tiene en cuenta el partido menos que tiene el Promesas. Con dieciocho puntos, la permanencia está ahora un poco más cerca. Aunque, claro, para hollar la gran cima, todavía queda.
Real Valladolid Promesas: Guille Lara; Raúl, Velásquez, Mario, Porto (Cobo, min. 69), Corral; Carrascal, Alvarado, Javi Pérez; Domínguez (Miguel, min. 65) y Luis Suárez (Rubén, min. 77).
Rayo Majadahonda: Basilio, Andújar, Jorge García, Oliva, Juan Cruz; Vicente, Dani Martínez (Ayoub, min. 71); Rubén (Jeisson, min. 46), Carlitos, Chiki; y Jairo (Dani Pichín, min. 70).
Árbitro: Gómez Landazabal (C.T. Vasco), auxiliado en las bandas por Cachón Lafuente y García Arriola. Amonestó a los locales Guille, Raúl, Porto, Carrascal, Luis Suárez y Miguel y a los visitantes Andujar, Jorge García, Oliva y Carlitos.
Goles: 0-1, min. 5: Carlitos. 1-1, min. 40: Domínguez (p.). 2-1, min. 74: Luis Suárez.
Categoría: Vigesimoprimera jornada del Grupo I de la Segunda División B. Encuentro disputado en los Campos Anexos al José Zorrilla.