El técnico no quiso escudarse en que se dejaron remontar por la expulsión de Kiko Olivas, pero se mostró alicaído por la manera en que había perdido

Abatido, frustrado, decepcionado, perplejo e incluso cabreado se mostró Luis César Sampedro tras vivir en sus carnes la remontada que acaba de gestar el Numancia después de que el Real Valladolid acabara la primera mitad con ventaja en el marcador: «Era difícil en el descanso creer que esto podría suceder y en la segunda parte hay una serie de acontecimientos que giraron el partido por completo porque el primer gol les mete en el partido y después llegó la expulsión y que no supimos defender bien los saques de esquina. No creo que hayamos hecho un partido para perder, pero lo hicimos y estamos dolidos y tristes».
Luis César asume que su proyecto atraviesa un bache y que la derrota ha hecho mucho daño al vestuario: «Es un momento crítico para el equipo y tenemos que escapar lo antes posible porque queda tiempo para todo, pero evidentemente la segunda parte que hicimos no es el camino a seguir. No voy poner paños calientes en que perdimos por la expulsión, pero fue un momento que nos dolió. Ciertamente no esperábamos estar así en este momento y a esta hora». Pero a pesar de ello el técnico gallego se muestra más que contundente cuando fue preguntado sobre si cree que su equipo se desmorona. La respuesta fue clara: «¡No!».
Los tantos de la remontada del Numancia llegaron a la salida de un saque de esquina en los que jugadores del Pucela fueron incapaces de despejar el peligro. Sampedro lo achacaba a la expulsión de Olivas, pero en realidad eso no debe ser excusa de la escabechina cometida por los blanquivioletas. «Algo que era nuestro fuerte, el defender las jugadas a balón parado no lo hicimos bien, al perder al central no supimos ajustar en los saques de esquina y nos metieron dos goles«, comentó el técnico que reiteró en que había sido «una derrota dura y que duele por la forma en la que ha sido».
Ahora el gallego apela a que el equipo «tire para adelante» y señala que el vestuario no veía cerrado el partido al descanso y al final dicho y hecho así fue porque todo lo que podía salir mal, salió y la grada de Zorrilla lo expresó con una contundente pitada para mostrar su malestar por tirar un partido que parecía ganado. Sampedro está confiado en revertir la situación porque asegura que «en peores» situaciones se ha visto.