La zaga pucelana cada vez es más endeble y las pocas ocasiones que concede acaban dentro de la meta de Masip, ante el Nàstic tres ocasiones y tres tantos encajados

Nada nuevo en el horizonte para el Real Valladolid, que una vez más dejó escapar la oportunidad de acercase a los puestos de cabeza. Otra vez la defensa sacó a relucir su mal estado ante un Nàstic de Tarragona que llegaba al José Zorrilla con serias dudas y después de tres partidos sin conseguir encontrar puerta y salió reforzado, con tres puntos y tres goles bajo el brazo, y todo después de apenas disfrutar de aproximaciones a la puerta rival.
La fragilidad defensiva del equipo de Luis César Sampedro se acrecienta partido tras partido, y es que una vez más cada llegada del rival al área de Jordi Masip terminó con el balón dentro de la portería. Tan solo tuvo esas tres ocasiones el Nàstic en todo el partido, pero las tres acabaron en la cancela, como pasó contra el Reus la jornada pasada, como ocurrió frente al Lugo y así podríamos recordar varios encuentros.
Antes apenas preocupaba esto, pues el equipo era capaz de revertir la situación con la pólvora que tiene arriba, pero con el paso de los encuentros esta misma pólvora parece mojada y cuesta un mundo anotar un gol a los rivales. El primer tanto tampoco se puede achacar a un fallo defensivo como tal, pues el balón que recibe Maikel Mesa dentro el área está medido para que lo remate con la testa. Se pudo defender mejor, seguro, pero el tanto fue más merito del conjunto tarraconense que demérito pucelano.
El segundo es un fallo gordo pues si no falla Calero, falla Masip al salir del área como un loco. Bien parece que faltó comunicación entre guardameta y defensa, pero también puede ser que Masip no tuviera confianza en sus zagueros para que la contra no acabara en gol. Al final, Jean Luc se encontró que tan solo debía ajustar su remate a portería vacía para que los defensores no consiguieran despejar el balón antes de que cruzara la línea de gol.
Por último, el tercer tanto unos califican el control de Juan Delgado maestro, otros critican a Ángel de que pudo hacer mucho más en esa acción en la que finalmente Maikel Mesa fusiló a Masip casi en el área pequeña. En este caso destacaría ambas dos, control excelso del jugador del Nàstic y un Ángel que no sabía ni donde estaba en ese momento. La aportación del canterano en defensa ya no parece compensar a lo que da en el ataque.
Muchos señalados quedan tras este encuentro, sobre todo y una vez más en la parcela defensiva en la que Luis César Sampedro, a pesar de las rotaciones, no encuentra el equilibrio necesario entre ataque y defensa. Toca hacer cambios, tal vez no solo en el once, sino también de sistema.