El salmantino es una de las más firmes promesas del club, y, sin duda, una de las piezas angulares del División de Honor de Gail.
En los últimos años han sido bastantes los jóvenes futbolistas que han recalado en las categorías inferiores del Real Valladolid procedentes de tierras salmantinas. En su día llegaron desde Santa Marta los Gonzalo, Jonathan Martín u Óscar González. Más recientemente, llegaron Revilla, Jaime, Kike, Saúl o Trujillo, y actualmente permanecen Antonio Amaro, Esteban Griñón, capitán del Juvenil División de Honor, o una de las más firmes promesas de la base blanquivioleta, su compañero Nacho.
Ignacio Pérez López, Nacho (Madrigal de las Altas Torres, Ávila, 14-03-1994), es sin duda uno de los jugadores de la cantera vallisoletana que más prometen. Su padre es originario de tierras abulenses, pero Nacho ha vivido siempre en la capital charra.
Llegó en la temporada 2008/09 al Real Valladolid procedente de la UD Salamanca, después de marcar cincuenta goles en la campaña anterior con los unionistas. La llamada del Real Valladolid llegó en un partido con la selección sub-15 salmantina en León, cuando Javier Torres Gómez mostró a sus padres el interés por hacerse con sus servicios, algo con lo que Nacho se mostró encantado.
Anteriormente había militado en la AD Puente Ladrillo, desde 1999 hasta el año 2005. Con su primer equipo ganó cuatro ligas consecutivas, además de ayudar a que el club lograse alzare con el sector regional en la temporada 2003/04 derrotando, precisamente, al Real Valladolid en la final.
Desde que se enroló en la base vallisoletana viene pisando fuerte, tanto que en su momento participó con la selección sub-16 nacional en un torneo en París. Además, siempre ha estado en las convocatorias autonómicas. Ya fuera en la sub-12, sub-14, sub-16 o en la sub-18, con la que el año pasado logró proclamarse subcampeón de España junto con Esteban, Anuar, Ruba y Diego Abad, actualmente compañeros suyos en el División de Honor.
Se desenvuelve en la mediapunta y es capaz de hacer diabluras con su pierna zurda. Su ecosistema es el juego entre líneas. Es capaz de irse de un rival en un palmo de terreno gracias a su innegable calidad. Tiene buena visión y además es un gran lanzador de faltas. No obstante, como él mismo reconoce, aún debe de mejorar físicamente y en el trabajo defensivo.
Actualmente milita en las filas del primer conjunto juvenil del Real Valladolid y suma diez tantos, dos menos que Ruba, que es el actual pichichi del equipo. El año pasado, aun siendo su primer año en la categoría, ya participó con el División de Honor de Pereira, antes siendo cadete, ya actuaba asiduamente en el Liga Nacional.
Cursa segundo de Bachillerato en el Instituto Antonio Tovar y, de momento, las cosas le marchan bastante bien. De cara al futuro, pretende comenzar estudiar una ingenieria el próximo año, pero aún no sabe cuál. Y seguir progresando en el Real Valladolid, claro.
Ésa fue su apuesta este pasado verano, cuando el Atlético de Madrid se interesó por su situación. Su afán, seguir los pasos de su paisano Óscar González y continuar su evolución en un equipo que conoce bien y en el que está ya más que integrado. Y con el que sueña debutar en primera división, claro.