La mediapunta es una de las posiciones en las que Luis César todavía no ha encontrado el jugador ideal; se debate entre el valenciano, que aporta la tranquilidad, y el catalán, que es puro nervio y arrojo
Luis César todavía no ha encontrado su once ideal. Varios son los jugadores que parecen tener un puesto fijo, como es el caso de Jaime Mata, mientras la mediapunta, entre otras posiciones, está creándole aún quebraderos de cabeza. Y todo porque, bendito problema, da igual el jugador que esté sobre el campo: es capaz de rendir a las mil maravillas.
La gran duda para Sampedro está ahora en decidir si prefiere el juego que le aporta Iban Salvador o el de Míchel Herrero, casi como cuando a un hijo le preguntan si quiere más a papá o mamá. Y este símil viene como anillo al dedo porque son dos jugadores totalmente distintos, pero que están dando buenos resultados al Pucela en este comienzo de temporada.
En los primeros partidos compartieron titularidad, y en estos fue el valenciano quien ocupaba la posición tras los delanteros, donde estaba el catalán, quien si bien no estaba en la punta de ataque, partía desde la banda y se metía hacia adentro alternando la posición con Jaime Mata.
Después de que en la segunda jornada jugase Cotán, y a partir del encuentro ante el Granada, el pequeño guerrero africano comenzó a ser utilizado como segunda punta, dotando al Real Valladolid un juego eléctrico, si bien a raíz de que vio la quinta amarilla y se perdió el choque contra el Alcorcón, Míchel volvió a ser el elegido para jugar detrás de los delanteros.
Este domingo frente al Lugo el entrenador hizo cambios en el once y volvió a dar entrada a Iban Salvador, suplente contra el Almería, y a dejar en el banco a un Míchel que entró para mejorar la circulación del balón en el segundo periodo. Su juego, así como los calambres de su compañero, que terminó el partido después de pasarse varios minutos en la banda siendo atendido una vez agotados los cambios, invitan a pensar que la lucha por la titularidad está más que servida, de cara al siguiente envite liguero del domingo que viene contra el Reus.
Tranquilidad vs electricidad
Ahora bien; cabe detenerse un poco más en lo que aportan al juego del Real Valladolid uno y otro, cosas que incluso son susceptibles de debate entre la afición blanquivioleta. Y, para empezar, Míchel Herrero muestra galones cada vez que pisa el terreno de juego. Lleva al campo la pausa que necesita el partido y, cuando este necesita velocidad, también se la da. Con Paco Herrera demostró ser uno de sus hombres de confianza partido tras partido merced, en parte, a su experiencia.
Por detrás del punta, Míchel es capaz de tener la tranquilidad de aguantar el balón hasta encontrar el pase perfecto, no le gusta arriesgar la posesión y por ello cada que la tiene en su poder no da el pase si no está seguro de que es el correcto. Tal vez como mediapunta carece de cierto desborde que se le pide a un jugador en esa posición, pero eso es capaz de suplirlo con su lectura del juego. De cara al gol, se incorpora en segunda oleada y no duda en chutar, y además suma también como ejecutor del balón parado.
Mientras tanto, Iban Salvador es totalmente opuesto a él, y su juventud y carácter le convierten en un jugador eléctrico, sin miedos y con la portería rival entre ceja y ceja. La temporada pasada tuvo que marcharse en el mercado invernal a buscarse la habichuelas a Murcia, pero volvió a Valladolid con la intención de quedarse y así se lo demostró a Sampedro, quien ha conseguido que la imagen que se tenía de él como un niño malo esté por lo menos empezando a cambiar para bien.
Luis César ha encontrado en Salvador el jugador perfecto para dotar a su equipo de garra, consiguiendo rebajar la impetuosidad que le llevó a ver hasta siete tarjetas amarillas en sus quince partidos a préstamo con el UCAM Murcia. El gallego le puso los puntos sobre íes y está cambiando, aunque no tiene miedo en pegarse con un rival más grande si con ello consigue la ventaja para el Pucela. Técnicamente no tiene calidad de Míchel con el toque de balón, pero las ganas por aportar suplen esa carencia.
A lo largo de la temporada se le ha visto partir tanto desde la banda como de posiciones más centradas. Esta última posición es donde él más cómodo se encuentra y así lo demuestra con su rendimiento. Le encanta tener metros por delante para poder encarar a su rival y entrar hasta portería. Además ha demostrado saber entenderse a las mil maravillas con Jaime Mata y tener gol. De hecho, esta temporada ya lleva tres, lejos del nueve, pero demostrando que en cualquier momento puede liarla.
Sampedro no tiene fácil la elección y tendrá que volver a solventar para la visita a Reus el debate interno que seguramente tendrá sobre si prefiere un equipo con equilibrio o bien uno que muerda al rival desde el minuto uno. Sea cual sea su decisión, parece que funcionará cualquiera porque sus pupilos saben que si no lo hacen bien pueden verse fuera del once el próximo encuentro.