El delantero vallisoletano tendrá la oportunidad de ser profesional en el Mons Calpe gibraltareño tras abandonar con gran pena el Atlético Tordesillas, su casa y el equipo al que quiere

Foto: Víctor Álvarez
Hay historias en el fútbol, también –y sobre todo– en el modesto, que están escritas con el corazón. Hay jugadores carismáticos, de pura raza, que encajan en la camiseta que visten como anillo en el dedo. Uno de esas historias es la de Rubo Blanco y el Atlético Tordesillas, club que, sin embargo, ahora abandona.
El delantero vallisoletano deja Las Salinas por segunda vez. Lo hace apenado, después de un idilio con la hinchada que va más allá de los goles. Esforzado y carismático, estaba llamado a liderar el conjunto rojiblanco, aunque un buen motivo evitará que esto suceda, ya que se va a saborear las mieles del profesionalismo en el Mons Calpe de la Premier League de Gibraltar.
Él mismo explica el proceso que ha terminado con este cambio de aires: «Ha ido todo súper rápido. Se pusieron en contacto con mi representante el fin de semana. Lo he pensado y valorando mucho y he decidido jugármela. Estas oportunidades hay que aprovecharlas con veinticuatro años, porque quizá con treinta no se presentan».
La búsqueda de un delantero del que ya es su nuevo equipo llevó a su nuevo técnico a ponerse en contacto con su representante. Valorado su nivel, no hubo dudas: es el indicado. Así, el último fin de semana de septiembre arrancará una nueva aventura en la península, pero fuera de nuestras fronteras.
Antes de decidirse pudo pulsar la opinión de varios futbolistas a los que conoce y que juegan allí, como es el caso del andaluz Toni García, ex del Real Valladolid Promesas. Conocida también la opinión favorable de su entorno, la conclusión a la que ha llegado es que no podía dejar escapar esta posibilidad: «Creo que es una oportunidad que me puede abrir puertas desconocidas. El futuro es mío», dice seguro.
Pero, ¿qué sabe Rubo de su nuevo destino? «La liga la forman diez equipos y se juegan cuatro vueltas. El objetivo del club es meterse en Europa, que, quieras que no, es un aliciente más. La liga se la juegan tres o cuatro equipos, que son los que se clasifican para Europa. Termina en mayo, a la par que la Tercera. Me han dicho que voy a estar muy a gusto», expone, consciente, sin ir más lejos, de que las dos últimas temporadas su nuevo equipo ha estado en los puestos de cabeza de la tabla.
Con el Tordesillas en el corazón
La decisión de cambiar de aires, con todo, le produce sensaciones encontradas. Por un lado, la del evidente interés por explorar nuevos horizontes y ser profesional. Por otro, la tristeza de irse de un lugar donde es bien querido y al que quiere. «Me da muchísima pena. El Tordesillas es mi casa, es el club que quiero y en el que quiero estar», dice con cierto tono de lamento.
En la Villa del Tratado han entendido que no podía dejar escapar este tren, «aunque es un palo». «Se alegran, aunque es un poco fastidio para ellos, porque empieza la temporada y me estaba encontrando bien físicamente, pero las cosas vienen cuando vienen y de la forma en que vienen», reflexiona el atacante.
Antes de poner rumbo a Gibraltar en los próximos días todavía le ha dado tiempo a ver al Torde ganar el Trofeo Diputación de la mano de Santi Sedano, recién llegado al banquillo tordesillano. Y, aunque ha estado poco tiempo a sus órdenes, se deshace en elogios hacia él y sus ayudantes. «Son muy profesionales. El cuerpo técnico es de lo mejorcito del Grupo VIII. Solo tengo palabras de agradecimiento; en el poco tiempo que he estado a sus órdenes le he cogido mucho aprecio», reconoce.
A su modo de ver, el plantel es «parecido al del año pasado, contrastando gente joven con veterana». Y la intensidad que ha visto en los entrenamientos le hace pensar «que puede ser un buen año». «Yo confío en que vayan para adelante y no tengan que pasar lo que pasamos el año pasado», concluye antes de iniciar su aventura en Gibraltar… con el Torde en el corazón.