“A partir de ahora seré un poquito de Osasuna”. Creo que es la frase que más he escuchado de muchas personas de Valladolid desde que Mendilibar confirmó su llegada a Pamplona tras la destitución de José Antonio Camacho.
La mayoría nos hemos alegrado por él, ya que es un técnico que merece estar siempre entrenando. Pero también es cierto que a todos se nos ha muerto algo en el corazón con el fichaje del técnico de Zaldívar por otro equipo que no fuera el Pucela, porque queríamos pensar que todavía existía alguna posibilidad, por remota que fuera, de que volviera a Valladolid.
José Luis Mendilibar no es un hombre que se haya andado nunca con chiquitas. Cuando algo iba mal en el equipo, ya fuera con algún jugador, con algún detalle del partido o con la afición, él era el primero que lo reconocía, buscaba resolverlo y lo arreglaba sin andarse por las ramas.
Esa actitud, que le llevaba a hacer las cosas bien, y mucho trabajo fue lo que le hizo ganarse a la parroquia blanquivioleta y lo que consiguió que vaya a ser recordado por mucho tiempo en Zorrilla. Ahora ese estilo se podrá ver en Pamplona, lo que me lleva a preguntarme, ¿serán los navarros capaces de apreciar lo que acaban de recibir? ¿Y si a Mendi no le va bien en Pamplona?
Porque ese es otro aspecto al que tengo temor. En Valladolid tenemos tan idealizado a Mendilibar -lo cual no es de extrañar después de todo lo que nos ofreció y conseguimos con él- que sería una auténtica lástima ver cómo no puede hacer remontar el vuelo en Liga al equipo rojillo.
Aunque esto no debería ser así, ya que Mendilibar está perfectamente capacitado para conseguirlo. Es más, él ya había tenido varias ofertas esta temporada de otros equipos en una situación parecida a la de Osasuna, como el Sporting o el Racing, pero no consideró adecuados a ninguno de ellos ni se veía en la situación de entrenarlos. Lo cual demuestra también que es un entrenador que sólo acepta los retos para los que se considera capacitado. No es de esos que intenta engañarse a sí mismo.
Sea como sea, mucha suerte, Mendi. Aunque conociéndote, no la necesitarás. Tú nunca dejas nada al azar.