Tras un TAC en el Hospital Santa Bárbara de Soria se descartaron lesiones graves y volvió a Valladolid tres horas después del encuentro frente al Almazán

Encima de una camilla de masaje, tapado con una manta y tras quince minutos tumbado sobre el césped de La Arboleda. Así es como sacaron del terreno de juego a Sergio García, guardameta del Atlético Tordesillas, tras sufrir un fuerte golpe en la cabeza al golpearse con el palo al intentar evitar el segundo gol del Almazán, para posteriormente ser trasladado en ambulancia al Hospital Santa Bárbara de la capital soriana.
A todos presentes les volvió a la mente por momentos la imagen de Fernando Torres cayendo inconsciente sobre el césped de Riazor hace pocos días. Lo de Sergio no fue tan grave. Fue él mismo el que se volvió a sentar sobre el campo al notar mareos tras el golpe, pero los minutos iban pasando y el portero seguía tumbado sobre el terreno de juego. En un principio todo hacía pensar que volvía a quejarse del hombro derecho, ya que un par de minutos antes había sido atendido por una mala caída al realizar otra gran parada en su recital ante el Almazán, pero la tardanza en la asistencia médica hacía presagiar que no era así.
Incluso, saltaron de la grada dos médicos que estaban presenciando el partido, Ana Tabernero y Narciso J. Ibáñez, que atendieron al jugador hasta que fue trasladado al hospital.
Este acto lo agradecieron tanto el portero rojiblanco como el club desde sus cuentas de Twitter, al igual que el que tuvo jugador del Almazán Culebras, quien tras el partido fue a visitar a Sergio al hospital para interesarse por su estado y en representación del club soriano, dejando claro que por encima del fútbol están las personas.
Quince minutos de nerviosismo en la expedición rojiblanca hasta que Sergio fue sacado del terreno de juego encima de una camilla de masaje hasta el momento en el que llegó la ambulancia, que no se encontraba en el estadio en el momento del golpe. El jugador fue trasladado por precaución hasta el Hospital de Santa Bárbara de Soria, donde se le realizó un TAC que descartó lesiones más graves. Hasta allí se desplazaron el segundo entrenador rojiblanco, Antonio Ruiz, y su compañero Juanmi, que regresaron con el portero a Valladolid tras ser dado de alta, sobre las diez de la noche, eso sí, portando un collarín como medida de precaución durante las primeras horas después del golpe.
Sin duda un duro golpe para el guardameta rojiblanco, que había vuelto a la titularidad tras recuperarse de otra lesión que le tuvo apartado varias semanas antes del parón de Navidad y que seguro pensará ya en regresar cuanto antes a defender la portería rojiblanca.