El atacante del Promesas se encuentra en el momento de maduración ideal para comenzar a acumular experiencias con el primer equipo del Real Valladolid

Foto: Víctor Álvarez
Existe un momento en la carrera de un futbolista potencial en el que alcanza un punto de ebullición tal que debe empezar a dar pasos en el escalafón superior. Dicho de otra manera: llega un momento en el que al joven que empieza a pedalear con confianza hay que quitarle los ruedines. Paco Herrera bien lo sabe, pues detecta como pocos entrenadores de élite ese instante. Y a uno de esas promesas del Real Valladolid B le ha llegado su hora. La hora de ver si es capaz de dar pedales sin ese amparo.
Así lo anunció el técnico hace una semana en la sala de prensa y lo reafirmó este miércoles en la de El Plantío. El nivel que viene ofreciendo el abulense durante la temporada lleva a pensar que se encuentra en el momento de maduración ideal para empezar a acumular experiencias a sus órdenes con el primer equipo. Que no necesariamente para ser decisivo, conviene reseñar. Podría (podrá) ofrecer algo distinto, pero no conviene creer que por no llevar esos ruedines ya va a ganar la Vuelta a España.
Si bien el atacante del filial está de dulce, y sin que estas afirmaciones deban ser interpretadas como una creencia de que no está capacitado para ser decisivo, lo de «tirar la puerta» no tiene que ser lo mismo que ser mejor que los que están.
Paco Herrera cuenta actualmente con seis hombres de ataque en el primer plantel; a saber: José, Juan Villar, Raúl de Tomás, Mata, Drazic y Guzmán. Debido a su punto de ebullición y a la dinámica contrapuesta con los dos últimos, ‘El Jabalí’ –como es conocido en el vestuario– puede en un momento determinado superarlos en la rotación. Si su rendimiento es considerado como óptimo o adecuado por el entrenador pacense, incluso podría seguir creciendo. Pero de sus palabras no se ha de extraer que va a entrar ni ya ni porque sí.
Aunque esto parezca evidente, la afirmación parece necesaria para evitar algún chasco, puesto que la cantera es un tema socorrido pero no exento de demagogia. Volviendo a ‘Mayo’, es un jugador potencial y meritorio, de los que se están ganando ser tenidos en cuenta en el corto y el medio plazo; quizá, seguramente, de los que más. La prueba, o una de tantas, es que los problemas físicos que ha atravesado en distintos momentos de la temporada no han frenado su progresión.

Foto: J. Domínguez
El pasado domingo, y ante la atenta mirada de Herrera, que seguía el partido en la bocana de vestuarios, resultó decisivo contra el Real Racing Club en Los Anexos, como en tantas otras veces anteriores. Si la tónica general del Real Valladolid B fue buena desde el inicio del encuentro y pese a la inferioridad numérica, su entrada dio más mordiente si cabe.
Los santanderinos no fueron capaces de pararlo si no era mediante faltas, como la que provocó la amarilla a Dani ‘El Torito’ Aquino. Y el éxtasis fue el gran tanto que marcó, con una potente arrancada que habría firmado el mismísimo Ronaldo (el de verdad), una acción técnica genial para deshacerse de los defensores y una definición de bellísima factura al palo largo, a donde no pudo llegar Iván Crespo.
¿Qué podría aportar?
Una pregunta que cabe hacerse de cara al corto plazo, en el que Paco Herrera ha aseverado que espera «empezar a contar con él en algún partido que otro», es qué puede dar Mayoral. Y, al margen del hambre y las ganas, viendo sus condiciones y las necesidades del primer plantel, lo primero que se podría hacer sería catalogarlo como un posible revulsivo, gracias a su velocidad y capacidad desborde.
Los siete goles que lleva en 1.685 minutos (uno cada 240 sin ser un delantero puro) atestiguan que es un jugador que tiene la portería rival entre ceja y ceja y que atina a perforarla, una cuestión que no debe ser baladí, dados los problemas que tiene en este apartado el Real Valladolid. Y además se ajusta a varios roles de cuantos viene otorgando el técnico a sus atacantes, puesto que puede actuar en banda o como punta, más centrado o más abierto, lo que le convierte en un complemento válido.
Lo que parece innegable, viendo cuánto viene sumando en el Promesas, es que merece la oportunidad que, valiente, el entrenador pacense le quiere brindar. Tiempo tendrá para demostrar la velocidad a la que va sin los ruedines, una vez sea soltado en un contexto más competitivo que aquel en el que se mueve. Si lo hace con la misma como con la que se desenvuelve en Segunda B (o una parecida; paciencia), quizá nunca gane La Vuelta, pero no cabe duda de que Paco Herrera habrá acertado. Una vez más.