Hasta la fecha Paco Herrera ha apostado por ambos dibujos en diferentes momentos de la temporada. Sin embargo, el Real Valladolid no ha terminado de lanzarse en la clasificación con ninguno de los dos
La presente temporada fue de algún modo anunciada como la del Real Valladolid de los centrocampistas. Fichados Joan Jordán, y sobre todo Álex López y Míchel, parecía lógico pensar en que así debía ser; en que el conjunto de Paco Herrera se debía hacer fuerte por el centro, allí donde se habitan por lo menos dos de sus mejores jugadores.
Debido a la llegada tardía de Míchel y a la posterior lesión de Jordán, en las jornadas iniciales la coincidencia de los hoy ocupantes del rombo se redujo a quince minutos en las tres primeras fechas hasta que el catalán retornó en el encuentro ante el Levante. Entretanto hubo una fórmula que se destapó como algo alejada del éxito, debido a las vergüenzas defensivas que desnudaba, bien porque no era la adecuada o bien porque no lo era el momento de forma de quienes jugaban.
En aquel arranque de la temporada, como entonces se analizó en este portal, el formar un centro del campo con tres hombres distaba bastante de permitir al Real Valladolid ser un equipo equilibrado, principalmente porque el interior izquierdo no tenía el retorno necesario para otorgar esta consideración y Balbi sufría en exceso. La solución se anunció con el nombre del retornado Joan Jordán. Sin embargo, los blanquivioletas continuaron sin ser consistentes o lúcidos.
La evolución táctica del conjunto que dirige Paco Herrera es evidente, o por lo menos que el técnico pacense ha buscado a través de diferente cambios hallar el camino más despejado hacia la victoria. Sucede que, pese a sus intentos (dirán algunos que precisamente por ellos), la senda ha seguido siendo sinuosa y el empaque que todo aspirante a la grandeza tiene continúa siendo ‘El Dorado’.
Claro que cómo no titubear si de una forma u otra el rendimiento no termina de ser lineal. A la derrota contra el Levante UD le siguieron cinco partidos consecutivos sin perder, la racha más prolongada del curso, todos ellos con rombo. Y después, otra vez las dudas, provocadas por una serie de tres jornadas sin conocer la victoria y que hizo que el triunfo de ‘los cuatro de Herrera’ no fuera tal.
Los tropiezos en Elche y Soria, y sobre todo la falta de gol y el momento de forma de determinados jugadores, provocaron el retorno del tridente, aunque con un cambio tan relevante como que por fin aparecía la ansiada figura del ‘nueve’, inexistente en los albores de la campaña, oculto tras la apariencia de segundo/falso delantero del rutilante José.
Así, el entrenador no cayó en el autoengaño que pudo suponer el cero a tres en Mallorca: era necesario un cambio, que inicialmente pasó por acercar a Mata al área, un retorno ‘a la pureza’ que el madrileño agradeció ofreciendo su mejor versión ante el CD Mirandés. Para entonces, Míchel ya había apurado la forma y era capaz de ser un interior con retorno y solamente quedaba (o eso parecía) que de la continuidad del modelo vinieran buenos resultados continuados.
El máximo alcanzado fueron los tres triunfos en cuatro jornadas. A la quinta, de golpe y porrazo, el rombo volvió, aunque, cierto es, lo hizo con idéntico resultado, al menos en un principio. Después de alcanzar el éxito en el Ramón de Carranza, en un envite bastante serio de los blanquivioletas, sin embargo, volvió a encallar; a la derrota en Oviedo, a sobrevivir gracias a los destellos de Míchel ante el Rayo y a la pobreza de Girona.
Y en estas, un Tenerife muy peligroso llega este domingo al ya no tan Nuevo José Zorrilla, con el debate con respecto al manido rombo otra vez instaurado y las dudas señalando principalmente en dos direcciones; por un lado, hacia un Álex López que sigue sin ofrecer su mejor versión, y por otro, hacia Raúl de Tomás, que pide paso entre los indispensables Villar y José.
Dicho todo esto, ¿qué es lo mejor? La pregunta, vistos los resultados, parece tener difícil respuesta. Aunque en los siguientes artículos se busca dar una global a fin de que –a expensas de lo que decida Paco Herrera– cada cual extraiga sus propias conclusiones.